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Los comienzos de la veneración empiezan en 1610 cuando los jesuitas se establecen en la estancia "San Miguel". Su casco se puede señalar en la actual ciudad de Paraná. Tenía una vasta extensión en lo que hoy es el territorio provincial.

La Virgen del Rosario era la patrona del río Paraná y también de la flota española. El Cabildo Eclesiástico erigió la parroquia de la Virgen del Rosario en "La Bajada" el 23 de octubre de 1730 (actual fecha de fundación de Paraná).

Desde ese tiempo tanto la Virgen del Rosario como San Miguel Arcángel marcaron fuerte presencia entre los paranaenses. En 1822 se levantó en la zona norte de Paraná, la capilla de San Miguel (frente a la actual Plaza Alvear). Este barrio era conocido como El Candombe, debido a que allí vivían los afrodescendientes, teniendo la posibilidad de acceder al templo religioso.

Al tener tanta influencia las dos representaciones, se llamó a los feligreses a una votación popular en la que resultó la Virgen del Rosario como patrona de la ciudad y San Miguel de Entre Ríos. Como gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe (1832-1841) adoptó la figura del santo.

Tiempo después, el presbítero José Leonardo Acevedo, delegado eclesiástico de Entre Ríos realizó una petición formal, para que se declare a San Miguel como patrono de la provincia, al gobernador Justo José de Urquiza quien intervino ante el Vaticano. "Mediante una bula pontificia de 1851, el Papa Pío IX –de buena relación epistolar con Urquiza- confirmó a San Miguel Arcángel como especial patrono en toda la provincia de Entre Ríos en la América Meridional".

En la ciudad de Colón se llevó a cabo una peregrinación y una misa en la Capilla San Miguel, de las que participaron las comunidades de las diferentes capillas.

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Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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