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La mujer que tanta veces con su pluma de escritora y periodista rindió homenaje a personalidades y personajes populares, merece una crónica más detallada que le rinda el merecido respeto.

María Angélica González ("Cuca", para aquellos que tuvieron la oportunidad de tratarla personalmente), nació en Colón el 29 de marzo de 1932. Sus padres, Petrona y Casimiro, supieron entender sus precoces intereses por la historia y el acontecer social de la ciudad que la vio nacer.

Con los viajes por las colonias junto a su padre, aprendió "a querer esta gente, conocí la fauna y la flora de esos hermosos rincones y tuve un juego inocente: abrir y cerrar tranqueras", señaló alguna vez.

Sus estudios primarios los cursó en Escuela Nº 10 (hoy 60), cuya historia relató más tarde en un libro, y en la Escuela Nº 1 Juan José Paso de Colón. Con medalla de oro por el mejor promedio, terminó la secundaria en la Escuela Normal Superior de Colón.

Muy joven demostró su interés por la literatura y el periodismo. Con solo 15 años, en 1947 comenzó a colaborar en el diario El Orden, actividad que continuó hasta 1965. Paralelamente, entre 1952 y 1964, escribió las sociales y notas generales en el periódico La Causa de Colón. Es de destacar que fue corresponsal acreditada del diario Clarín entre 1967 y 1983. La construcción del puente internacional y las primeras fiestas artesanales, fueron algunos de los grandes acontecimientos que reflejaron sus crónicas. Colaboró también en el diario La Calle de Concepción del Uruguay y en El Entre Ríos publicó importantes investigaciones históricas.

Como docente tuvo a cargo la educación física en la Escuela Técnica Nº 2 entre 1951 y 1964. Recordó alguna vez que fue "la primera mujer que enseñó atletismo en el Departamento Colón".

En su multiplicidad de intereses culturales, la vemos participando en diversos concursos literarios entre las décadas de 1970 y 1980, logrando varios premios. De los premios logrados, le gustaba recordar los que le entregó la Fundación Givre de Buenos Aires, en 1979 y 1980 por trayectoria periodística.

Incursionó también en las artes plásticas y las artesanías. Así participó en salones provinciales de artes plásticas y en distintas ferias artesanales regionales, realizadas entre las décadas de 1960 y 1970, antecedentes remotos de la actual Fiesta Nacional de la Artesanía. En 1973 creó y fue directora de la primera Escuela Municipal de Cerámica de Colón, incluyendo el estudio de historia y geografía regional. Ocupó ese cargo hasta ser cesanteada en 1977 durante el gobierno de facto.

Su principal aporte a la cultura colonense está en el campo de la investigación de la historia regional y la defensa del patrimonio histórico cultural. Dictó numerosas conferencias, varios cursos de historia regional y cuatro memorables desfiles evocativos, recreando distintas etapas de nuestro pasado.

Realizó numerosas investigaciones históricas, varias aún inéditas. A modo de ejemplo, se pueden mencionar las siguientes: "Monumento a San Martín, Plaza 25 de Mayo de Colón", "Iglesia Evangélica Metodista de Colón", "Asilo San José - Hermanas Misioneras de San Francisco Javier", "Durandó y su falansterio", "Chacra de José Favre" (edificio de la actual Bodega Vulliez), "Uso de diversas monedas en la región este de la provincia de Entre Ríos", "Arqueología entrerriana - Región uruguayo-déltica, zona Colón", "Restaurant del Puerto o Restaurant Oscaris", "1924 - Escuela de Educación Técnica de la Nación Nº 1 – 1974" y "Centenario Escuela Nº 10 Jorge Isaacs de Paso Paysandú", entre otras.

Publicó tres libros, uno sobre los personajes populares de Colón, otro sobre la historia de la Escuela Nº 60 y otro rescatando la vida del doctor Herminio Juan Quirós, con importantes datos que incluyen los aportados por la viuda del destacado vecino colonense.

En este campo de la historia regional, su principal legado es el Museo Histórico de Colón que creó en 1971 y del que fue su permanente directora ad honórem. Al principio la denominación del museo incluía la palabra "regional", pero posteriormente y con razones fundamentadas en apreciaciones técnico museológicas reclamó puntualmente que no debía incluirse esa calificación. Lo que siempre sostuvo es la modalidad evolutiva del museo.

Dueña de una fuerte personalidad, supo levantar su voz como un rugido cada vez que se dañaba o se ponía en peligro el patrimonio histórico. Contó con el apoyo de muchos vecinos y también con la incomprensión de otros.

En el afán de perfeccionarse y mejorar el museo, se animó a cursar estudios terciarios de museología con todo el sacrificio que significaba viajar hasta La Plata. Con todos los honores, obtuvo el título de técnica nacional de museos y museóloga nacional.

Luchó inquebrantablemente por su querido museo, muchas veces poniendo en riesgo o afectando su propia salud. La institución sufrió innumerables avatares. En varios periodos pudo montar varias salas del museo en distintos locales, pero también en gran parte de su vida, sus colecciones estuvieron guardadas esperando fondos suficientes para conseguir una sede. En la epopeya fue acompañada por otra institución hermana del museo: la Asociación Museológica.

Era en un principio un museo particular, pero para asegurar la sobrevivencia de la institución, donó generosamente todas las colecciones a la Asociación Museológica.

Los años fueron pasando y su salud se fue deteriorando. En un nuevo acto de defensa del patrimonio, la Asociación Museológica que también presidía, resolvió donar el museo a la municipalidad. Mediante la ordenanza Nº 5/2009 se aceptó la donación constituido por un patrimonio de más de 27 mil piezas museológicas. El museo pasó a ser municipal.

Los cambios no llegaron en los mejores tiempos. Con la salud quebrantada, en los últimos años María Angélica González permaneció alejada de la vida social.

Falleció el pasado 16 de mayo. No solo es una pérdida lamentada por familiares y amigos, sino también desaparece una incansable defensora del patrimonio. Con ella perdemos además innumerables historias que atesoraba en su prodigiosa memoria.

Queda el legado del museo que creó y aún resta el compromiso de respetar las cláusulas propuestas en su donación. Entre otros puntos, allí se señalaba que la Asociación Museológica había determinado que el Museo Histórico Municipal (sin la denominación "regional") lleve el nombre de "Museóloga María Angélica González". No hay homenaje más merecido. Con su nombre, debe recordarse siempre el invalorable aporte que realizó a la posteridad.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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