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Crédito Rubén Comán - Diario El Entre Ríos
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Después de un embarazo normal, el 4 de agosto Noelia y Samuel se convirtieron en papás primerizos de una preciosa beba llamada Zoe. Pero pocos días antes de que cumpla el mes de vida ocurrió lo inesperado.

"Salimos a hacer un mandado y Zoe lloraba mucho, algo que no era habitual. Por instinto materno la mamá también comenzó a llorar, presintiendo que algo no andaba bien", relata el papá a diario El Entre Ríos.

"Cuando llegamos a casa era de noche, paramos el auto y cuando prendimos la luz estaba con el cuerpo arqueado hacia atrás, convulsionando. De inmediato nos fuimos para el sanatorio que era lo más cercano donde le dieron un anticonvulsivante y nos dijeron que la llevemos al hospital San Benjamín, donde queremos destacar que la guardia pediátrica nos atendió muy bien. Desde allí nos trasladaron a la maternidad de Concepción del Uruguay, donde le hicieron ecografías y le tomaron muestras del líquido encefalorraquídeo para ver si tenía meningitis o alguna infección, pero quedó descartado", continúan Samuel y Noelia en su relato.

A todo esto, la pequeña continuaba con la mirada perdida (como "sin reaccionar") y debía ser alimentada por suero. Pero tampoco allí dieron con el diagnostico. Sin saber el origen de la convulsión que había tenido, fue nuevamente derivada, esta vez al Instituto Privado de Pediatría de Paraná, donde ni bien llegaron les dijeron que las esperanzas para Zoe no eran demasiadas.

"Le hicieron una tomografía computada y allí detectaron un derrame en el cerebro. Un vasito reventó, hizo un sangrado y se formó un coagulo, lo que causó la convulsión. Después le hicieron una angioresonancia que hace una filmación del cerebro en 3D, y según nos dijeron lo alentador era que no había nuevos focos de sangrado. Con el transcurso de los días nos dieron la noticia de que el coagulo se estaba reabsorbiendo y no volvía a sangrar. Al desprenderse el coágulo tapa los ventrículos que es por donde filtra el líquido encefalorraquídeo, como consecuencia tuvo hidrocefalia y le comenzó a crecer la cabecita. Esperaron que por presión se destapen los ventrículos, pero como esto no ocurrió, pusieron fecha para la operación. Así fue que el martes 29 de septiembre le colocaron una válvula que drena hacia el intestino. Nos aseguraron que recién a los tres días comenzaría a reaccionar, pero dos horas después de la intervención ella ya quería comer", cuentan con una sonrisa.

Supuestamente la tendrían que alimentar por sonda, pero la fuerza de voluntad de la mamá guiada por las enfermeras pudo más, y lograron que pronto Zoe se alimentara en forma normal. Con las tomas de mamadera fue aumentando hasta que la semana pasada alcanzó el peso suficiente para recibir el alta."Es impresionante lo guerrera que es", resalta con orgullo Noelia.

Hoy Zoe tiene control en Paraná. Entre jueves y viernes viajarán a Buenos Aires para realizarle estudios con el fin de determinar la causa del ACV. Recién luego del año podrán evaluar si han quedado secuelas; por el momento la pequeña tiene movimientos acordes a su edad.

El caso de Zoe fue renombrado entre los colonenses que ni bien se enteraron pusieron manos a la obra para recaudar fondos que ayuden a la familia a solventar sus gastos en Paraná. "Estamos eternamente agradecidos por la ayuda de la gente de Colón, incluso por parte de quienes no nos conocían. Rescatamos esto como algo positivo de todo lo que pasó. A veces uno no puede dar nada material, pero mucha gente nos ayudó con su oración".

"Ya tenemos dinero para los viajes, porque nos han dado, solo nos queda decir gracias. Ahora pensamos en ayudar en alguna causa como una forma de agradecer todo lo que hicieron por nosotros", dicen cuando les pregunto si quieren aprovechar la entrevista para pedir algo.

"No hay palabras para explicar lo que pasamos. Lo que nos mantuvo firmes fue Dios, nuestra fe. En ningún momento perdimos la fe. Pensamos que tal vez la vida de Zoe tiene algún propósito", concluye su mamá.
Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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