La situación se originó hace ocho meses, cuando Gustavo Asmus y su familia -oriundos de Córdoba- adquirieron una casa lindante a la emisora y comenzaron a quejarse por los perjuicios que les causaba vivir allí, al escuchar -según declaró- ruidos molestos en las noches y vibraciones de transformadores.
Durante este período de tiempo, la relación entre ambas partes se complicó y operaron en el medio denuncias mutuas de insultos y agresiones físicas por el problema a resolver, sin poder llegar a un acuerdo.
Tras lo ocurrido, y con la inminente caída de la torre sin los seguros de los soportes, se organizó en la cuadra un operativo preventivo y por estos días están tratando de reubicar el instrumento transmisor.