Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
En uno de los excelentes programas del canal televisivo Encuentro se ha podido ver a un neurocientífico de nota, afirmar que el cerebro de la persona por nacer, comienza a funcionar luego del alumbramiento. De donde hasta ese momento, las neuronas darían la impresión de ser parte de una máquina que está parada, por no haber sido aún puesta en marcha.

Esa afirmación pone en cuestión la utilidad de un invento -que ha merecido como premio un "lg Nobel"- que acaba de ser concedido en el rubro "obstetricia" a una especialista en reproducción asistida española, por la presentación de un aparato que permite a los fetos escuchar música desde la matriz de sus futuras madres. Aunque la premiada asegura que el feto reacciona a este estímulo auditivo desde la semana 16 de gestación, diez semanas antes de lo descripto por la ciencia hasta el momento, según explican.

No está demás destacar que los IG Nobel no son totalmente premios en broma, aunque cuando menos lo sean a medias.

Cierto es que son una parodia del Premio Nobel y que se entregan anualmente en una ceremonia realizada en la ciudad de Boston, por los logros de diez grupos de científicos que «primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar». Pero se debe tener presente que en la aludida ceremonia participan auténticos Premios Nobel.

De cualquier manera, la farsa se vuelve presente al conocerse que los premiados se llevaron un suculento premio: un billete de diez billones de dólares de Zimbabue, en homenaje al ganador del Ig Nobel de Economía de 2009, Gideon Gono, que como gobernador del Banco de Reserva de aquel país emitió esos billetes para, supuestamente, combatir la hiperinflación.

Para hacerse una idea de cuáles son los méritos de los premiados, no está demás señalar que el año pasado el Ig-Nobel en Anatomía se otorgó al trabajo publicado en 1993 por un médico británico que se preguntaba "¿por qué tienen los viejos las orejas grandes?". Según sus datos, se debe a que les crecen 0,2 milímetros al año.

Por mi parte, vuelvo a la pregunta inicial: ¿los no nacidos oyen? Me inclino por la afirmativa, sin pretensión de ser un Ignorante Nobel. . .
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario