Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Habla despacio, se toma su tiempo. Sin embargo, bastó ofrecerle unos mates amargos para que levante el tono. Como buen entrerriano, accede a una ronda de verdes, casi sin pensar.

Está recién llegado de la 12º Feria del Libro, en Chajarí, en donde expuso fotos de su padre y propias. Pero no es una eventualidad. Así es la cotidianidad de José Luis Raota. Al igual que Pedro: un viajero constante.

Sobre su paso por Chajarí expresó: “Mi padre había hecho una muestra allí en el año 70. Y volver con fotos de él y mías fue todo un desafío, como cada muestra. Fui preguntándole a las persona si les gustaba que le pusiera los títulos o no. Porque el titulo guía pero también el no ponerlo le da libertad a las interpretaciones “dijo José en diálogo con El Entre Ríos.

“Me encontré con mucha gente que conoció a mi padre. Es un orgullo ser su continuador. Hago hincapié en sus fotos para que sus obras no mueran, y que su nombre se mantenga vivo”.

José Luis confiesa la necesidad de “vivir y comprender el lugar” a la hora de realizar sus fotos. “Algunas fotografías se te presentan y otras tenés que recrearlas, pero tengo que entender su personalidad, involucrándome en la situación”.

La pasión por capturar imágenes le corre en sangre. Se nota, se huele. Pero hubo un momento que fue decisivo para emprender su viaje: “Cuando cursaba la secundaria gano un premio a Japón. Era la vuelta al mundo en tres días. A partir de ahí, me hizo un “clic”. La libertad me llamó mucho la atención”.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Agrandar imagen
¿Qué despierta la atención de José Luis Raota?

Muchas cosas. Por ejemplo, los perros dando vueltas en la calle, que son como grupos de amigos. Vi uno adentro de un cesto de basura, junto a su compañero que lo vigilaba desde abajo. También observo los chicos en bicicleta. Son situaciones reales que uno luego recrea. La calle y la vida te llevan.

Busco el factor humano. Antes era más espontáneo .Hoy, estoy más tiempo para sacar una foto. Estuve cinco días en Chajarí y no saqué ninguna”. ¡Es raro! Se me escapa desde lo más interno. Y Raota, con naturalidad, confirma: “exacto”.

Reconoce en sus trabajos muchas huellas de su padre, pero al mismo tiempo declara haber transitado un camino propio, y se reconoce ansioso de propuestas nuevas.

“Hice la carrea desde abajo. Estudié fotografía en Suiza y cuando volví a Villaguay hice fotografía de los colegios, de moda, y del campo. Elegí mis proyectos. Siempre trato de generar (visualmente) nuevas ideas. El año pasado hice una muestra en Villaguay , que se llamó “Amigos de Fierro” y otra que titulé “Raota a Raota” . Trato de hacer algo aquí para devolver mi paso por este lugar. Uno se va para volver.

Autenticidad, ante todo

“La foto me tiene que convencer a mí, me tiene que “llenar”. El resto ya está. No busco la aprobación de la persona.

Creo que mi estilo está determinado por la presencia del ser humano. Si fotografío un auto, tiene que ser con el dueño. Siempre tiene que haber un vínculo con la persona.”

”Poco es más” resumió Raota, en relación a su estilo. “Información concreta. Tiene que haber experiencia de vida. Estoy muy agradecido de poder disfrutar esta profesión, porque hacer fotografía es un conjunto de cosas de todo lo que uno vive. El fotógrafo no es solo técnicas. Yo no uso ninguna en particular, ni planos, porque cada situación es diferente. Hay fotógrafos, y hay gente que saca fotografías, hay una gran diferencia… “agrega, sin más que decir, porque ya lo hemos comprendido todo.

Sobre los nuevos formatos y los “fotógrafos al paso”, sostuvo Raota: “Hay una revolución. Nos cuestionamos si es mejor el formato digital o analógico. Creo que tienen que convivir. No reniego, pocas veces me he levantado del cine porque no me gustó una película. Por respeto las miro, creo que eso es parte de la actualidad. Yo también hago Instagram y grabo desde el teléfono: es una plataforma. Hay cosas que hago con película y otras con digital. Las cosas están, no hay que negarlas”.

¿Qué admiras de tu padre?

La capacidad que tuvo en su poco espacio y su corta trayectoria. Fue marcando diferentes temáticas. Fotografió el campo, a embarazadas, monjas, los militares, y el humor.

Otros han tenido dos o tres imágenes buenas que lo representan, en cambio el tuvo muchas. Y comenzó entre los 16 o 18 años, cuando vino a hacer el Servicio Militar a Villaguay.

“Foto Chaco”, fue su primer estudio. En su época había mucha necesidad. Él lo hacía todo solo. Sacaba fotografías sociales, de casamientos, y cumpleaños de quince. Como padre era un gran fotógrafo”

José Luis realizó fotografías publicitarias de chocolate, trabajó solo y en grupo, hizo moda, participó en Festivales de Fotografía de Polinia (Budapest), fotografió la soledad luego del horror en Auschwitz, los recovecos de Praga y Viena. Y ante tanta ornamentación desmedida muestra, como un adolescente a otro, una fotografía que conserva en su celular: se trata de una ventana antigua con una calcomanía, que observó en una calle entrerriana. Y un simple gesto me confirma lo que él mismo dejó escapar: “todo es fotografiable”. No hacen falta grandezas.

Para culminar, sella una vez más el amor por su tierra natal: “a veces extraño el campo, más precisamente Lucas Norte” donde solía ir días enteros a inmortalizar pequeños fragmentos de vida.

Enviá tu comentario