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Vale la pena que comencemos haciendo una referencia al perfil humano de Juan Carlos Pugliese, y más concretamente a su actuación como Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante la presidencia de Raúll Alfonsín a partir de 1983 y hasta el final del mandato de éste.

En su paso por ese cargo fue acompañado por un reducido número de colaboradores de su íntima confianza, cuyo número total era de 19 personas (¡!) integradas a la planta permanente del Cuerpo.

A ello cabe agregar que en los años de ejercicio de la Presidencia del Cuerpo devolvió (¡!), al fin de cada período, los fondos reservados asignados presupuestariamente al Presidente, sin haber jamás utilizado un centavo en provecho propio, ni siquiera para atender situaciones institucionales que lo pudieran justificar.

Al final del mandato de AlfonsÍn, cuando el presidente se encontraba agobiado por una gran crisis financiera del país, Pugliese se sacrificó asumiendo la conducción del Ministerio de Economía de la Nación, con el objeto de frenar una ominosa corrida bancaria. Fue así como el fracasar en el intento, se lo escuchó al momento de alejarse de ese cargo lamentarse de que les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo.
En la actualidad ignoramos hasta qué punto Macri "habla con el corazón", aunque tampoco ponemos en cuestión sus intenciones de hacer bien las cosas. Sin embargo lo que no puede dejar de ser motivo de preocupación es que a pesar de la nueva atmósfera que se respira y el cambio en el ánimo social que ello provoca, no es disparatado conjeturar que se asiste a minúsculos trabajos de zapa, la mayoría consecuencia de comportamientos individuales no concertados sino tan solo que se presentan en forma simultánea, que de una manera que hasta cabe considerar no deliberada, se muestran con capacidad de erosionar las expectativas favorables que acompañan la actual gestión gubernamental. Esto más allá de quienes si no han pasado "a la clandestinidad", juegan a actuar desde una irresponsable "resistencia".

Un primer ejemplo en ese sentido lo encontramos en un número significativo de productores sojeros, que se muestran remisos en desprenderse de los porotos que les quedan, a la espera de una mayor devaluación de nuestra moneda. Con olvido de sus promesas ?lo eran al menos de los dirigentes rurales- que una serie de medidas comprometidas por quienes llegaron al poder, iban a ser seguidas al momento de ser adoptadas, por la liquidación de sus existencias de soja por parte de una mayoría significativa de los productores.

Algo que al menos hasta cierto punto no ocurrió, y que puede llevar a que los que se sentaron sobre la soja, aparte de perjudicar al resto de la sociedad, se perjudiquen a ellos mismos, ya que como es sabido una mayor exportación de soja hubiera permitido lograr una estabilidad mayor en el valor de nuestra moneda, con la incidencia que ello tiene sobre la inflación. Y conste que ni siguiera se trataba de "responder con el corazón", sino hacerlo "ejercitando la razón", ya que actuando de esa manera parecen no ser conscientes que vivimos una situación en la si no nos salvamos todos, no se salva nadie.

Mientras tanto, pedirle a los matarifes y carniceros, que bajen el precio de la carne en el mostrador es casi un imposible, ya que una larga experiencia nos advierte que si el aumento en los precios del ganado viene invariablemente acompañado con otro similar de la carne en el mostrador; en cambio una baja subsiguiente en el precio de la hacienda en pie no se refleja en un cambio en baja del precio de la carne vendida al menudeo. En este caso se sabe de la futilidad de un "llamado al corazón"; pero sin embargo lo que deberían tener en cuenta los comerciantes del ramo es que esa flexibilidad hacia arriba acompañada por su empecinamiento cerrado a bajar e precio de lo que se vende cuando se lo compra más barato, va ineludiblemente a producir una reorganización en el comercio de ese producto. Cambio estructural del cual ellos resultarán los principales perjudicados, y como consecuencia de la cual la compra de la media res faenada como hoy lo hacen, va a llegar a ser cosa del pasado.

Algo similar sucede con nuestros industriales y comerciantes, los que al parecer dan muestras de una nostalgia masoquista de las perversas y fracasadas prácticas de Guillermo Moreno, y que muchas veces se muestran en su comportamiento abusivo, resultado de una posición dominante en el mercado, en función del cual llevan adelante inmisericordes aumentos de precios. Sin olvidar en este mundo del revés la presencia de sindicatos de empleados públicos, que su confusión de verdaderos trabajadores con quienes no son sino "ñoquis" los lleva, bajo la bandera de la defensa de las fuentes de trabajo, a defender a los que poco y nada trabajaron y pretenden seguir cobrando su salario sin hacerlo.

Queda por hacer una anteúltima referencia al aluvión de trámites de cambio de titularidad de los medidores de consumo eléctrico domiciliario que ha provocado una parcial adecuación en la tarifa eléctrica, la que ha venido acompañada por el establecimiento de una tarifa social que puede llegar a precio cero para personas o grupos familiares en situación de vulnerabilidad. Es que esa estampida se explica como una estratagema viralizada que busca que quien aparezca como usuario del servicio sea una persona que reúna las condiciones para poder gozar del beneficio de una tarifa preferencial, el que no es precisamente su caso. Una muestra más de la insolidaria viveza criolla? Actuando de esa manera se pasa por alto la circunstancia que de ser generalizadamente exitosa este tipo de estratagemas, el resultado va a ser cuando no el aumento en las tarifas que pagan los que han desechado o ni siquiera han pensado en apelar a ese tipo de viveza, sino que lisa y llanamente se suprima ese beneficio en forma total.

La última. Un ministro de Comunicaciones ha designado a su yerno para dirigir a la empresa estatal de comunicaciones por satélite. Un jefe de la ciudad autónoma de Buenos Aires, sorprendido al ver a su hermano ocupar una banca en el directorio de principal ente financiero de la provincia de Buenos Aires. En apariencia dos muestras graves de nepotismo. Aunque así no sea, la apariencia importa. O debiera importar. Por aquello del nepotismo, una palabreja olvidada referida a un indeseable comportamiento, al que nos hemos ido acostumbrando a aceptar. Viniendo de esa manera a aceptar lo inaceptable. En suma todos debemos cuidar al gobierno, empezando por quienes lo integran.

M.S.J.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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