Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
"Altos del Artalaz" es un barrio de nuestra ciudad, en el que se hacen presentes muchas notas peculiares. La primera de las cuales es, hasta cierto punto, de carácter histórico, ya que su nacimiento fue la ocasión de que nuestra ciudad pegara "un salto sobre el Arroyo".

A lo que se agrega un "no sé qué" en su fisonomía en la que lo agreste, propio de nuestra tierra original, se mezcla con ese ingrediente de urbanidad incompleta, de que da cuenta también la planta urbana de Colón.

Claro está existen otras notas visibles que nos igualan. La primera de ellas es la ausencia casi total de un arbolado público.

Algo que lleva a que se considere casi como una vergüenza que el actual administrador en jefe de nuestra ciudad, no se haya siquiera dado tiempo para completar las dos hileras de fresnos que sobre la ruta 26 el mismo implantara, hace de esto más de doce años, en las postrimerías de su primer mandato, como una manera de realzar el mérito de su supervivencia. Esos árboles dan cuenta de que –con los ya han pasado a mejor vida por la falta de riego, la laboriosidad dañina de las hormigas, el el vandalismo de algún muchachón aburrido que tuvo la ocurrencia de quebrarlos–sobrevivieron al negligente deshacer de la administración del Intendente Marsó.

A lo que se debe agregarse la falta de una clara presencia de la municipalidad en lo que respecta a la urbanización de un barrio que, por eso mismo, parece ir creciendo a los empujones. Y lo que resulta notoriamente inadmisible, es esa suerte de híbrido entre basural a cielo abierto y un contenedor residuos insuficiente para cumplir sus finalidades específicas, que aparece como una pésima señal de lo que puede encontrarse después, para el visitante que llega a Colón por primera vez, y que puede hacerse a la idea de que, de allí en más, todo será igual o peor.

Una suerte de réplica de "que la inocencia te valga" al revés, si se tiene en cuenta que entre nuestros vecinos han de quedar algunos que recuerdan viejos tiempos en los que la Avenida Perón, era Rivadavia, y que además era la única arteria cementada e iluminada con columnas centrales con dos luminarias, todo lo que, se dice, provocaba la impresión de un fiasco al visitante de esa época que por allí ingresaba a nuestra ciudad.

Una ciudad en la cual, al menos en su sector céntrico y en otro de su zona costera muestra una prolijidad, justo es reconocerlo, gracias a los barrenderos municipales, a los que deberíamos contribuir con nuestro comportamiento, a mostrar el reconocimiento que nos merece su tarea.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario