Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
A la hora de hablar de repartir palazos, debe advertirse que esa expresión puede interpretarse, al menos, de dos formas distintas. No se trata que sea posible hacerlo de una manera literal y otra figurada. Sino que, independientemente de ello, cabe efectuarlo, por un lado, como la amenaza cumplida de castigo; y por el otro, como la advertencia, con un acento casi paternal, dirigida a otro, en el sentido que puede llegar a lastimarse a sí mismo, de no modificar su comportamiento, en lo que no resultaría otra cosa que un castigo auto-infringido.

El primer caso de esa última situación, tiene que ver con nuestro presidente Macri. Es cierto que, tal como lo hace una gran parte de la población, puede explicarse que se trate de disimular cuando "mete la pata". Basta recordar el estado de cosas desastrado -el desorden más grande presente en la variedad más amplia de desórdenes superlativos que es dable imaginar- en el que habíamos caído como resultas de esa fiesta para pocos, con más la agregada de repartija de migajas para el resto, que constituyera la tan mentada década ganada.

También que el reconocer los errores, y consumar lo más rápido posible su intención de enmendarlos, es un signo de humildad. Y que en el campo de las ciencias la utilización de la metodología de la que son parte "el ensayo y el error", es casi unánimemente aceptada -como una alternativa válida- en determinadas circunstancias.

Pero, todo eso no quita se dé el caso de errores que cuestan caros. Como ha sucedido en el caso de las tarifas de suministro domiciliario de gas, donde una torpe decisión gubernamental, potencializada por una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha hecho que la actual administración haya tenido que pagar un alto costo político -dando pasto para comer a las fieras- además de significar para el Estado ver mermado en miles de millones de dólares sus recursos, como resultas de la prolongación del congelamiento de las facturas de consumo de ese combustible.

A la vez, que existen cuestiones en las que no hay margen alguno para equivocarse. Tal como ha sucedido con la rectificación posterior -mediante un comunicado oficial- de declaraciones de nuestro mismo Presidente Macri; quien en una conversación de pasillo con la primera ministra británica, en ocasión de la última reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, había hablado de conversaciones entre ambos gobiernos que incluirían la cuestión Islas Malvinas. Es que temas graves –y el de las Islas Malvinas lo es- no es uno de los admisibles en conversaciones de pasillo, y menos para colmo de males darlo por hecho cuando en realidad ese tema no había sido tocado.

A la vez, la información acercada de que en los últimos ocho años la Corte "ahorró" 14.000 millones de pesos –el equivalente de casi 1000 millones de dólares- también es de aquellas que debería a esos "ahorristas" servir, cuando menos, de una señal amarilla de alerta.

Existe una vieja anécdota – que viene al caso de refilón- referida a la explicación de porqué Reutemann pudo, en su primera gestión al frente del gobierno de Santa Fe, revertir una situación catastrófica heredada de un gobierno anterior también de signo justicialista. La misma, con la que luego el sindicalista Barrionuevo alcanzó cierta fama al generalizarla en una ocurrencia, aludía al hecho que nuestro piloto-gobernador, al haberse abstenido de robar, al mismo tiempo que impedía a los que estaba debajo de él hacerlo, fue suficiente para qué las cosas se revirtieran.

Indudablemente ese no es el caso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ni nada que se acerque a una imputación a quienes fueron sus integrantes en composiciones anteriores de la misma. Es que aquí la situación es consecuencia del hecho de haberse por ley decidido como forma de asegurar su autarquía, se entregara anualmente a ese tribunal un poco más de medio punto, de toda la masa coparticipable de la recaudación del gobierno federal; a lo largo de esos ocho años se fueron acumulando sobrantes entre lo que ingresaba en ese concepto y lo que salía para afrontar inversiones, pagar sueldos y llevar a cabo otros gastos.

Una situación que debe ser matizada con tres ingredientes. El primero de ellos tiene que ver con el hecho que ello hizo posible que la Suprema Corte asumiera la condición de prestamista del Consejo de la Magistratura, para que éste pudiera afrontar aumentos en los sueldos de los componentes del Poder Judicial. El segundo, reside en que con esa masa de recursos actualmente a su disposición la Corte Suprema se encuentra en condiciones de "sobrevivir" en los próximos cuatro años, sin necesidad de contar con aporte alguno del Tesoro nacional. El último de ellos, con el hecho que "todos los ahorros están en pesos" ya que el tribunal nunca compró dólares en el mercado como manera de mantener intangible sus reservas monetarias.

Frente a lo cual, cabría formular algunas preguntas. La primera: ¿no constituye un acto de mala administración de esos recursos acumulados mantenerlo "en pesos", si se tiene en cuenta la real tasa de inflación -no los dibujos del Indec de Moreno y de Cristina- que soportó nuestro país en ese periodo? Otra: ¿no se hubiera podido utilizar una parte de ese dinero para llevar a cabo la informatización plena del funcionamiento de toda la justicia, aparte de efectuar otras aplicaciones que hicieran a una mejoría de ese esencial servicio?

Para el final queda la referencia a las "movidas" de Cristina Kirchner, de retorno una vez más del sur y del frío. Ignoramos si efectivamente es cierto aquello de que a los teros se los escuchar gritar en un lugar distinto a aquel en el que tienen depositados sus huevos, como forma de protegerlos. Pero es indudable que la ex presidenta al volver a la palestra, hablando de "la vuelta" y de la persecución política de la que considera es víctima por parte de la justicia, está haciendo bambolla como forma de hacerse la desentendida sobre una infinidad de cosas de las que tendría que dar explicaciones.

No hablemos solo de los enjuagues con Lázaro Báez, ni del quehacer como empresaria hotelera exitosa, algo que por lo demás, indudablemente requieren de explicación documentada y contundente ante la justicia.

Es que independientemente del hecho que ello tiene que ocurrir en el transcurso de actuaciones judiciales que cuenten con la garantía del debido proceso, la población del país estaba ayer, y no hoy, ya necesitada de que la ex presidenta explicara todo lo vinculado con tantas obscuridades denunciadas y de las que recién ahora viene a percatarse. Sin olvidarse del escándalo que significan las últimas revelaciones acerca del supuesto manejo de los famosos "fondos de Santa Cruz", por parte del ex presidente Kirchner, respecto a los cuales siempre la mayoría de la población del país intuyó -o más que eso- que había "gato encerrado" Aunque mas no fuera para tratar de mantener en el espacio incólume, al "barrilete cósmico".

M.S.J.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario