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El inicio de un tránsito con final abierto

Al final se llevó a cabo la "gran encuesta nacional" disfrazada de "primarias abiertas secretas y obligatorias". La que sirvió por encima de todo para dejar en claro la falibilidad de la mayoría de las encuestas privadas previas, viniendo, por una vez siquiera, a dar la razón a aquellos candidatos que, por mostrarlos dichas encuestas perdidosos, no dejaban de proclamar que no creían en ellas.

Es que en realidad lo que importaba menos en el caso, era el tema de las candidaturas, por más que en sus resultados estaba en juego el pellejo de muchos políticos notorios, aunque no siempre notables.

A lo que se agregó la curiosa circunstancia de que, en un país como es el nuestro, en el que existe, al menos hasta ahora, una preponderante presencia masculina en la dirigencia política, se vio jugar un papel preponderante, a quienes, utilizando una terminología novísima -la que no se sabe muy bien de donde ha salido- en los medios sociales han sido designadas reiteradamente como "mujeres alfa", cuáles eran, por orden de aparición, Lilita, Cristina, Margarita y María Eugenia.

Es que en realidad el domingo se jugaban dos cosas complementarias. Primero, determinar si la gran encuesta resultaba un voto de confianza o de desconfianza para el actual presidente. Y después ver hasta qué punto conservaba, quien lo había precedido en ese cargo Cristina Kirchner, su capital político -tal como lo ha señalado un analista- fuera de la "fortaleza- prisión" de La Matanza.

Es además de notoriedad pública cómo ha quedado reducida a escombros esa otra fortaleza-prisión santacruceña, escindida entre Río Gallegos y El Calafate.

Y mirado los resultados conocidos desde esa perspectiva, existe certeza acerca de una sola cosa: que la perdidosa resultó Cristina ya que, proyectados los grandes números sobre el mapa territorial de nuestro país, muestra prácticamente reducido ese poder al espacio de aquella fortaleza-prisión dentro conurbano, dado que en el resto de la mayor parte del país, tanto ella como el peronismo corrieron por distintos andariveles.

Con lo que se hace presente otra realidad ominosa, que viene a dejar en claro hasta qué punto se asiste a la deformación de nuestra conformación socio-demográfica, ya que basta con solo "ganar por afano" en La Matanza y en unos pocos –poquísimos y minúsculos- lugares más para estar en condiciones de hacerse de todo el gobierno.
Aunque ello no es de extrañar, ya que algo parecido sucedió en nuestra provincia en repetidas ocasiones con las elecciones de Concordia.

Algo que viene a confirmar no solo hasta donde está maltrecha nuestra estructura social, sino la miopía de los políticos que usufructuaban de esa canonjía, al buscar no cuidar su "quintita" regándola hasta verla fructificar, sino tratar de mantenerla "entecada" de manera de conservarla sumisa.

Pero mientras hemos mencionado a la gran perdedora, no por ello se deben dejar de mencionar a tantos otros "barones" o con pretensiones de serlo, que han salido muy golpeados de este trance. Dejando de lado a Carlos Saúl, que a pesar de estar su fotografía en las boletas, no se sabe todavía si contará con, la que sería lamentable, gracia de nuestra Corte Suprema en una muestra de piedad para quien por su edad se encuentra más allá del bien y del mal. Pero sí el caso de la dupla de los "el" Rodríguez Sáa, que después de décadas han visto sacudir por un terremoto su posición de señores feudales, en una clara muestra de que los años pasan para todos y no lo hacen en vano.

Los golpeados, mientras tanto, se suman. Entre ellos aparecen gobernadores e intendentes que van a continuar en sus cargos después de diciembre, pero ven peligrar su ascendiente en el territorio que controlan, por el llamado de atención que significa el ver derrotada la facción política a que pertenecen, ni más ni menos que en el lugar en el cual se los suponía sólidamente instalados. Llamado de atención que les da la posibilidad de corregir errores de gestión, a la vez que los pone en la obligación de desprenderse de miembros de su equipo que por diversas razones los malquistan con la opinión pública.

No es nuestra intención convertirnos en adivinadores del futuro del peronismo, ya que quienes si no lo perciben completamente en ruinas –en lo que por sobre todo es la expresión de un deseo malévolo- consideran que su relanzamiento, en momentos en los que en apariencia no existen "hombres alfa" que estén en condiciones de hacerse cargo del liderazgo, resulta difícil y se los vea especular con la formación de una suerte de "confederación de situaciones provinciales" que incluiría al propio Sergio Massa y sus seguidores.

Pero yendo más allá de la encuesta, y poniendo la mira en las elecciones de octubre, debe quedar claro que no puede hablarse de ganadores. Ya que nadie puede dar por suya la banca por la que juega.

De allí que resulta claro que nadie puede dormirse en laureles que son, por otra parte, en gran medida ajenos en infinidad de casos, y que lo que resulta necesario es que, de aquí en más, los candidatos hablen, de manera que a la mayoría de ellos se los pueda no solo escuchar sino también verlos dejar su pose de candidatos ignotos, y poder así asistir a la presentación de una infinidad de propuestas de buen gobierno.

Y que cuando hacemos referencia a que esas propuestas deben ser de "buen gobierno" se deba comenzar por señalar lo obvio, cual es que sean realmente útiles para gobernar. Y que no se ocupen de las madres solteras de Katmandú, ni de declarar de interés público la conmemoración del "día del ta-te-ti". Y que solo con ser útiles tampoco bastan, ya que con ellas se debe respetar un criterioso orden de prioridades, a la vez que las mismas resulten coherentes y de posible implementación.

Y aquí basta con hacer referencia a una horrorosa propuesta del gobierno anterior, la que para colmo de males se buscó la manera de consumar a un costo multimillonario y con resultados fallidos. Es aquella por la que se decidió levantar –y hasta se inauguró- una central eléctrica alimentada con carbón y ubicada al borde de los yacimientos de Río Turbio. Pero dejó de tenerse en cuenta un "pequeñísimo detalle", cual es que al mismo tiempo se debería poner en marcha la explotación minera, de manera de poder contar con su producción de carbón para hacer funcionar a esa planta generadora de electricidad.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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