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Rodrigo Zarazaga.
Rodrigo Zarazaga.
Rodrigo Zarazaga.
En veda


Esta nota se publica en un día de elecciones. Ignoro hasta qué punto (y no de verse en esto una hipócrita muestra de presuntuosa humildad) puede llegar a influir algo de lo que escrito en el voto de cualquiera. . . Pero de igual manera acato, aunque pueda considerarse una exageración mía, la veda legal.

Ello no implica que como voy ocupar este espacio, me tome unas vacaciones, sino que encuentro en esa situación una oportunidad inmejorable para atender a un problema que nos atañe a todos, y que de no encarárselo frontal, urgente y eficazmente puede llevarse puestas no solo a nuestras instituciones, sino hasta nuestra misma sociedad; cual es el problema de la pobreza que a todos, aunque en distinta medida, nos golpea. De donde debe dársele respuesta no solo por solidaridad y compasión, sino hasta por egoísmo, en el caso de quienes miran por encima del hombro a aquellos que se encuentran en esa situación.

A la vez me ha parecido útil hacerlo trayendo dichos de uno de los protagonistas más serios sobre este tema que por tantas razones suena tan inabordable como difícil. Un protagonista que, como este medio tuvo oportunidad de hace referencia, adquirió una bienvenida notoriedad con la publicación de un libro del que es compilador, aparte de contener trabajos suyos titulado Conurbano infinito (Editorial Siglo XIX)

Se trata de Rodrigo Zaragaza, un sacerdote jesuita que, según sus reseñas biográficas, es un personaje muy conocido en el mundo del poder argentino. Fundó y dirige la Escuela de Liderazgo Político CIAS, por la que pasan los cachorros de la nueva política de uno y otro sector. Sigue dando misa cada semana en una villa y conoce como nadie el conurbano, ese mundo complejo e hiper-poblado alrededor de Buenos Aires donde se concentran casi todos los problemas y también se encuentra la clave de cualquier elección.

A la vez en el sitio digital del Berkley Center de la Universidad de Georgetown se da cuenta que es el fundador de "Protagonizar", una organización que tiene por objeto dar pequeños préstamos a personas de escasos recursos en la comunidad de San Miguel, Buenos Aires, Argentina". Antes de fundar Protagonizar, Zarazaga estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires, luego de lo cual pasó siete años estudiando teología en el Colegio Máximo. Más tarde trabajó en una organización no gubernamental en Colombia, y ahora se está enfocando en desarrollar un grupo de expertos y un programa de maestría en administración pública para educar a una nueva generación de líderes.

Los asentamientos urbanos de población vulnerable


Entrevistado por una publicación europea, en sus respuestas se ha referido concretamente al Conurbano, pero sus reflexiones son aplicables a los habitantes de todos los asentamientos de población vulnerable (una descripción aséptica que no sirve siquiera para disimular la miseria que en realidad significa) de los asentamientos que anillan muchísimas localidades de nuestro país.

Es así como, interrogado acerca de qué es el conurbano, responde señalando que nadie que no viva allí lo conoce de veras. Es un tercio de la población argentina concentrada en un 0,5% de su territorio. Es inabarcable. Fue un cordón industrial, de obreros, típico bastión del peronismo, que era la expresión argentina del movimiento obrero organizado. Pero en el mundo del postrabajo se fragmenta y plantea dificultades nuevas. El nivel de pobreza es del 40%, en toda Argentina es el 30%. Son casi cinco millones de pobres concentrados ahí. Tiene más desocupación y el 45% de los empleos son informales. El conurbano tiene una concentración de votos que lo hace decisivo.

Se procura a continuación conocer su opinión respecto a si es imposible para alguien no peronista triunfar en el conurbano. Esta vez responde que "el PRO acaba de demostrar que no. Era una maquinaria peronista, pero se rompió en los 90. Me acuerdo de un puntero que me dijo había pasado de trabajar para Chiche Duhalde a hacerlo para Cristina [Fernández de Kirchner]porque le ofrecían más plata". "Cuando empezamos a descubrir que todos los de arriba lo hacían por dinero ¿por qué nosotros no?", me dijo. Comenzó a haber algo que estaba más comercializado. Muchos punteros que te dicen que son peronistas, pero que hoy no tienen problema de trabajar para Cambiemos. El conurbano tiene 33 municipalidades, el peronismo controla 19, el PRO 12 y 2 son de Massa. Si agrupas a las 19 peronistas ahí ganó Cristina, a las 12 del PRO ahí ganó [Esteban]Bullrich.

Al ser inquirido respecto a si el conurbano es el símbolo del fracaso argentino matiza su respuesta, diciendo que parece que describe la metáfora del país con una crueldad notable. Es el fracaso del mundo, no sabemos cómo generar trabajo, no es tan distinto en el resto de América Latina. El conurbano no está lleno de españoles e italianos que creían que ahí iba a estar un futuro mejor. Cuando se está en el conurbano no siente que se ha roto el ascensor social. Porque ya ni siquiera encuentras a gente a la que se le truncó la ilusión. Hay una generación que es propia del conurbano, que ha vivido siempre de planes, de subsidios y una realidad muy fragmentada. Veo chicos jugando en el basurero, juntando cosas. Lo que para uno es insoportable para otros es la realidad cotidiana. Ya hay una generación que creció entre basureros.

Es por eso que al hablar con los ricos, con los empresarios (así se le pregunta textualmente), al buscar su opinión acerca de si existe mucho desconocimiento por parte de este grupo acerca de cómo es el conurbano, precisa que en Argentina se van formando dos guetos. El de la villa y el del country. La gente que se cría en el gueto del country no sabe lo que es vivir en el gueto de la villa. Y cuando uno le lleva una descripción, casi una pintura, con algunas anécdotas, algunas historias que le tocó a uno vivir hay mucha sorpresa. . .

Es así como a la hora de hacerlo, refiere que últimamente "cuento una de una señora de una villa que me decía el efecto que tiene para ella entrar siempre en la puerta de servicio en el departamento donde trabaja. En la casa donde nací, la señora que nos cuidaba a nosotros entraba por la puerta de servicio. Me hizo reflexionar. Hay gente de primera y de segunda. Después te quejas porque son resentidos".

Señala su creencia acerca de que no hay en el nuestro dos países en uno sino que hay más. Al final del día nadie puede vivir encerrado en su propio gueto. Hay que generar más puentes. A los empresarios en general les gusta mucho tomar casos exitosos: tal nació en una villa y ahora es ingeniero en la Nasa. Un Messi aparece, pero es uno. Se toman ejemplos exitosos para decir que salir de la pobreza es una cuestión de buena voluntad. Pero los condicionamientos estructurales son fabulosos. Es muy difícil salir del conurbano.

El narcotráfico está condicionando la realidad. A mí me ha pasado incluso ahora con el tema Maldonado que la gente diga "bueno, ¿y por mi sobrino quién pide que murió en un tiroteo?" Se le recuerda que en su libro acerca del conurbano habla del Estado argentino como un golem (nota: Un golem es un tipo de monstruo del folclore judío. Está hecho de arcilla en forma de un hombre gigante y puede llevar a cabo los deseos de su creador) De allí a la pregunta si la gente le tiene miedo al Estado, a la policía, expresa que "yo recuerdo cuando los jóvenes de mi parroquia a lo que más le tenían miedo cuando volvían de bailar de noche era que la policía no le sacara las zapatillas o la campera de abrigo. Se entremezcla mucho. En las mismas ferias ilegales como La Salada la policía cobra por seguridad y después uno la ve comprando cosas para sus hijos en los mismos puestos".

Acerca del papel de la Iglesia, y en atención a que el entrevistador afirma que se dice que el Papa controla el conurbano aclara "que no, no creo. La Iglesia también tiene muchísimos problemas para lidiar con esta fragmentación. Hay villas o barrios en los que el referente es un pastor, en otro un umbanda, en otro nadie y en otro sí hay un cura villero. Yo celebro misa todo los domingos en una villa, la 31, y la cantidad de gente que me viene no llega al 2%. A mí me resulta de ciencia ficción "cuando se cree que la Iglesia controla el conurbano. El conurbano es tierra arrasada. Hay lugares en donde no hay mediador. En la capital se ve que lo malo es un puntero, un extorsionador, pero está mucho peor el barrio que ni siquiera tiene un puntero".

La pavorosa realidad a la que debemos remediar


Colocando los hechos en lo que se muestra como la realidad más profunda, lo más trágico es que en ella estén presentes no solo las carencias materiales que hacen a las necesidades básicas de una existencia digna (techo, entorno amigable, comida, acceso a una educación merecedora de ese nombre, trabajo estable con retribución justa, nada que por otra parte nuestra Constitución no incluya), sino además el abatimiento de toda esperanza y la resignación que la vida se presente así, para quienes padecen esas carencias, en esos aspectos e inclusive en otros que más importan.

Es que en realidad en una sociedad poli-clasista como la nuestra, la presencia de los delitos y las malas acciones, así como de las acciones piadosas y encomiables, no hacen distinción de clases, ya que se dan todas ellas simultáneamente. Inclusive cabía afirmar que la solidaridad –y también su contraste- es una de las virtudes más arraigadas entre los que menos tienen.

De donde, la mayor diferencia que es dable encontrar dentro de la actual sociedad es la que se da entre quienes viven en lo que ahora se ha dado en llamar un "estado o situación de confort" con sus gradaciones e inclusive sus abismales diferencias, y quienes no pueden acceder a ella.

De donde cabría concluir en que se ha perdido el rumbo en lo que hace al sentido de la vida, ya que avanzar en ese impreciso "confort" viene a resultar el más generalizado, y hasta cierto punto el más inocuo, "proyecto de vida". Proyecto al que las personas marginadas no lo ven como propio, dado que lo perciben y sienten como inalcanzable. Algo que explica el ningún valor que se asigna a la vida humana (la propia y ajena) y que lleva a que se mate o se muera ni siquiera por un par de zapatillas, sino por el de unas más elementales ojotas.

Todo lo cual es consecuencia de una circunstancia que nuestro mundo actual ha perdido -y en el caso de los marginados está desnudo ya no que no aparece revestido de las oquedades de muchos de quienes se mueven a otros niveles- totalmente la esperanza y languidecen exangües las ilusiones, tópicos que desvalorizamos hasta desentendernos de ellos, dando cuenta así de la carencia del esencial proyecto existencial. Que es el que nos permite re-ligarnos con nuestro entorno y para los creyentes con algo que está más allá.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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