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Es triste de toda tristeza el decirlo. Y a la tristeza se añaden grandes dosis de desolación y un poco de enojo. Es que pareciera que no haya día en que no se dé un paso adelante para desahuciar nuestro sistema educativo. A lo que se suma la circunstancia que, de no tomarse conciencia de la gravedad del problema, va por el mismo camino de implosión.

Dicho esto, sin perjuicio de reconocer y valorar el esfuerzo de tantos docentes, a quienes se los ve dar lo mejor de sí mismos tanto al frente del aula como en cualquier posición que ocupen dentro de ese sistema institucional. A lo que debe agregarse todavía, dado que ello es tan importante como su comportamiento dentro del aula, el ejemplo que dan en su forma de actuar como un vecino más.

Esta verdadera descarga emocional con la que iniciamos esta nota, tiene su explicación en la información que en el día de ayer difundió la Federación Nacional Docente-CTA Autónoma, la que "ha convocado a una jornada de paro y movilización en rechazo al operativo Aprender 2017. Operativo, si es que queremos llamar de esa manera a lo que no es una acción militar, sino tal sólo una práctica escolar usual en un gran número de países, que consiste en evaluaciones a alumnos de los últimos años del primario y secundario".

"Rechazamos estas evaluaciones que, lejos de intentar mejorar la educación pública apuntan a su vaciamiento y desintegración buscando estigmatizar la figura del docente al responsabilizarlo de los supuestamente bajos niveles de aprendizaje de los alumnos" se puede leer en una de los párrafos del comunicado en el que se efectúa el anuncio a la vez de intentar fallidamente fundamentarlo, dado que resulta totalmente inconsistente.

Máxime cuando a renglón seguido se denuncia que para la Federación docente, en cambio, las evaluaciones "constituyen herramientas que permiten al gobierno un avance estratégico sobre la escuela estatal y su capacidad de generar un conocimiento colectivo y crítico a la lógica de los intereses de mercado".

Es así, prosigue el comunicado, cómo se despoja a "la escuela de su capacidad de coordinar la resistencia contra las violaciones de los derechos humanos como lo demostró la comunidad educativa en el caso del asesinato de Santiago Maldonado; a la Escuela como posible organizadora contra las políticas de ajuste".

Y como si esto fuera poco se añade que "nos oponemos a estas evaluaciones por ser externas al sistema educativo, al ser diseñadas por funcionarios ligados con los intereses del Banco Mundial y la OCDE que actúan a favor de una educación que naturalice la desigualdad social, haciendo viable la profundización de la explotación y dominación de los pueblos".

De donde sería con esa finalidad que "los operativos 'Enseñar´ y 'Aprender´ se realizan con pruebas estandarizadas y con el cuestionado formato de 'múltiple choice´ que no toman en cuenta el contexto socioeconómico donde se desarrolla el proceso de enseñanza aprendizaje. Por lo tanto licúan y distorsionan toda significación de los resultados obtenidos, los que seguramente servirán, una vez más, para degradar los valores de la escuela pública".

Demás está señalar, para agravar aún más las cosas y hacer más patente el daño que provoca la posición adoptada, la convocatoria coincide con la fecha en la que por segundo año consecutivo se lanzará en todo el país la prueba Aprender a cargo del Ministerio de Educación de la Nación.

Es por eso que la respuesta implícita de los funcionarios nacionales del área educativa por lo asépticamente mesurada –cabe así, señalarlo remarcarlo y valorarlo- con ánimo seguramente de no añadir leña a una hoguera ya desde mucho tiempo atrás encendida por la dirigencia sindical docente, con los resultados en materia educativa que al sufrir padres e hijos terminamos sufriendo todos, no se refiera, lamentablemente, a la situación con el énfasis, y hasta cabe decir la crudeza que este estado de cosas exige. Es que aquí se trata de poner claramente los puntos sobre las íes, tal como lo hizo recientemente nuestro presidente en referencia a las falencias judiciales y a la verdadera "industria del juicio" en materia laboral.

Es por eso que resulta cierta, pero insuficiente la indicación gubernamental que "la evaluación es una política fundamental para nosotros. Nos sirve para mejorar, para tener un diagnóstico claro e implementar políticas públicas en ese sentido". Palabras lógicas y sensatas, pero que resultan imposibles de entender a una dirigencia sindical que, obnubilada en su compenetración con estructuras ideológicas rígidas, ha perdido el rumbo.

Ello así por cuanto parece olvidar que su misión primera –la que necesariamente es de desear se enriquezca después- no es solo la de enseñar a leer de corrido, y que cuando se lo haga en voz alta dé lugar a las pausas consecuencia de la existencia de comas, punto y coma, puntos y puntos aparte. Y por supuesto también la de enseñar a escribir correctamente, lo que no significa solo hacerlo sin faltas de ortografías, sino ayudándolos a adquirir un rico vocabulario, del que surge la indispensable posibilidad de darle –y a la vez poder encontrarle- un sentido a lo que se lee y se escribe.

Y si ponemos el acento en la gramática y las letras, no es porque demos menos valor a los conocimientos en el área de las matemáticas, sino por cuanto aquellos aprendizajes tienen una importancia decisiva en permitir la "comprensión de textos", es decir entender lo que se lee. Mientras, tan bajo hemos llegado, que casi la mitad de los egresados del nivel secundario no puede comprender lo que lee.

Una desoladora circunstancia que queda comprobada con poder constatar, por quienes participan de oficios religiosos, que la lectura a cargo de párvulos se convierte en un trabajoso deletreo y en muchas veces un incomprensible enunciado de lo que se quiere trasmitir.

Aciertan los dirigentes sindicales, al señalar que dicho en el lenguaje empresarial, las evaluaciones son no otra cosa que "un control de calidad". De la calidad de lo que se enseña y de la forma en que esto último es aprendido. De donde se trata de una medición bifronte, ya que sirve a la vez para medir las aptitudes de enseñar en el maestro, y el nivel de aprendizaje de los alumnos.

Mejor ni ponerse a pensar lo que podrá llegar a pasar el día en que se implemente el anunciado mecanismo de evaluación universal de los docentes, que a la vez contiene un sistema de premios y castigos. El que no será una forma de "estigmatizar" a nadie –dicho sea de paso eso de estigmatizar se ha puesto moda y así se lo ha visto a Axel Kicillof aducir, para no dar índices de pobreza en nuestro país, que ello significaría "estigmatizar a los pobres"- cuando el estigma no está en la información sino que es la consecuencia del fracaso a la hora de medir aptitudes, sentido de la responsabilidad y dedicación.

Sobre todo teniendo en cuenta que nos encontramos ante una suerte de "daños en cadena e in crescendo- ya que un alumno deficientemente preparado, llegara el día en que se convertirá en un maestro de iguales características, que al enseñar lo hará impartiendo otra educación peor que la que el recibió, y así sucesivamente. . . No en balde un humorista gráfico conocido como Oski hizo, en forma de humor –negro- una secuencia de lo que podía llegar a ser nuestro país, si nuestro sistema educativo siguiera retrocediendo a los tumbos hasta mostrar, al final de esa secuencia, a nuestros nietos o bisnietos con plumas y chiripá.

Y para concluir no podemos dejar de hacer una pregunta: ¿de qué manera los docentes – que según sostienen los gremialistas utilizaron el "pensamiento crítico" que se pretende incorporar en el aprendizaje de sus alumnos-, llegan a calificar como "asesinato" la muerte de Santiago Maldonado?
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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