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Se atribuye a Leonardo da Vinci la idea del helicóptero, diseñado por el genial artista poco tiempo antes de la llegada de Colón a América. Sin embargo, varios investigadores afirman que muchos años antes, 400 a.C., los niños chinos usaban un juguete que consistía en una hélice colocada al extremo de un palito al que luego de frotarlo entre las manos, desprendiéndolo volaba.

De todos modos pasó mucho tiempo hasta que un helicóptero volara. Los historiadores aseguran que esto ocurrió recién en 1919 por obra de un argentino, Raúl Pateras Pescara, quien trabajaba ese proyecto en España y Francia. Algún audaz puede inscribirlo como invento argentino junto al dulce de leche, las huellas digitales, el tango, la birome…

Lo cierto es que en la actualidad el helicóptero es bastante más que un dibujo del gran Leonardo o un juguete chino. Su uso civil fue autorizado en los Estados Unidos recién en 1946 y luego en el resto del mundo. A esta altura de la historia sus aplicaciones son múltiples, no sólo bélicas -obviamente perversas-, sino en operaciones de socorro, rescates en catástrofes, asistencia y trasalado de heridos o enfermos, controles varios desde el aire, seguridad, acciones contra la delincuencia, en fin, un amplísimo abanico destinado a servir a la comunidad.

A alguien se le ocurrió en el siglo XXI otro genial invento argentino: usar el costoso aparato en las campañas electorales. Una maravilla. En eso estamos.

A volar, volar, volar

La repercusión que alcanzó el martes a la tarde la llegada del candidato Daniel Scioli y su compañero de fórmula, Carlos Zannini al escuadrón 48 de la Gendarmería Nacional en Corrientes capital, no respondió tanto al hecho político que protagonizarían minutos después a pocas cuadras de allí, en el salón del Sindicato de Luz y Fuerza, sino a otros factores.

No fue asunto menor el arribo del candidato presidencial en un helicóptero de la Policía de Entre Ríos. No sangre, pero si sudor y lágrimas nos han costado a los entrerrianos los dos helicópteros policiales. Los suele usar el gobernador en su promoción política y la de su candidato a la sucesión, Gustavo Bordet. Ahora también en ellos vuela un candidato presidencial. Va de suyo que si andan en cuestiones proselitistas, esas aeronaves desatienden los otros menesteres para los que están asignadas. Y puede haber vidas de por medio.

Ya se registró un caso anterior. En una de esas más de un caso, pero el que sigue está comprobado. Ocurrió hace dos años, cuando el vicepresidente Boudou utilizó el helicóptero Bell 427 de la Policía de Entre Ríos para realizar una gira por Córdoba, a la que se acordó carácter político. De ahí la denuncia (qué le hace una raya más al tigre) que pesa sobre él por el uso de bienes del estado en cuestiones proselitistas.

Es plata de los entrerrianos

En junio de 2007 la Policía de Entre Ríos compró el Bell 427 en 3,5 millones de dólares. En febrero de 2009 se incorporó al patrimonio provincial el Bell 206 Jet Ranger por el que los entrerrianos pagamos 5 millones de dólares.

Además de esos aparatos, durante su tiempo de “sueño entrerriano” el gobernador utilizó los servicios de un avión Lear Jet 60 a un costo de 7 dólares por kilómetro o en su defecto un Lear Jet 35 cuyo alquiler cuesta 5 dólares por kilómetro, en todos los casos sobre un mínimo de 1.000 kilómetros. Vale decir que por breve que haya sido el viaje los entrerrianos hemos pagado entre 5.000 y 7.000 dólares cada movimiento del gobernador fuera de la provincia para promover su figura presidencial.

Se las lleva el viento

Pasado ese tiempo, repuesto de su desengaño, Urribarri le presta el helicóptrero a Scioli, de quien se ha convertido en entusiasta promotor. Atrás quedaron sus rechazos de la figura del gobernador bonaerense. Al final de cuentas, a todo ser humano se le reconoce el derecho de arrepentirse, lo cual no impíd que algunas frases queden en el recuerdo.

Lo dijo Urribarri:

*“El (Scioli) va por una avenida y yo por otra. No se sabe qué es”. (14 de marzo de 2014).

*“Scioli y Randazzo son dos dirigentes porteños que viven desde hace 30 años a la vuelta del Obelisco” (10 de mayo de 2014).

*”Jamás sería vice de Scioli: somos como el agua y el aceite” (16 de diciembre de 2014).

* “Scioli ya se definió a quien pertenece (al grrupo Clarín). A mi no me invitan por ser muy distinto” (5 de enero de 2015 a radio La Red, en Mar del Plata, luego de la visita de Scioli al stand de Clarín, en esa ciudad)

*”Scioli no da garantías de cuidar y profundizar los logros” (5 de enero de 2015, también en Mar del Plata, a radio América, palabras divulgadas por la agencia oficial Télam)

Hay más. Pero con esto es suficiente. Todo se arregla con un helicóptero.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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