Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Fotomontaje Diario UNO
Fotomontaje Diario UNO
Fotomontaje Diario UNO
El juego controlado por empresarios privados afines al Gobierno llegó para quedarse. El primer paso lo dio Sergio Urribarri en 2009 al promover la denominada “Ley de Turismo” con la que se disfrazó la privatización del juego en tierras entrerrianas.

Desde entonces, las inversiones inmobiliarias fastuosas han pululado en Entre Ríos, de la mano de empresarios afines al Gobierno que explotan el millonario negocio del juego a cambio de un supuesto aporte al turismo.

La Isla-Casino

La primera acción persiguió la cesión del control de las maquinitas tragamonedas del Casino que explota el IAFAS en Concepción del Uruguay a manos del empresario urribarrista Miguel Marizza. En una controvertida medida promovida por el entonces Intendente Bisogni y ratificada por la actual gestión de Carlos Schepens, el Municipio avaló un acuerdo que entrega el control del juego y la explotación por 50 años de la actual Terminal para el grupo empresario a cambio de la construcción de una terminal nueva.

En las últimas semanas, no conformes con el control de un negocio millonario que alegremente entregó la recaudación estatal a manos privadas, el oficialismo local ha puesto en marcha una operación de prensa para instalar la idea de la “necesidad” de construir un Hotel Casino en la vistosa Isla del Puerto.

El primero en sugerir la idea fue el propio Intendente Carlos Schepens, que deslizó la idea de “lo bueno que sería” contar con un Hotel 5 estrellas (con Casino incluido) en la Isla. El único argumento que se ha esgrimido hasta el momento aduce la necesidad de contar con “fondos frescos” que aporten al mantenimiento del paseo costero recientemente inaugurado. Detrás, se desató la operación mediática que incluye una atractiva vista que refleja cómo quedaría el proyecto terminado.

Operación en marcha

En los últimos días los operadores del poder político local han puesto en marcha una campaña explícita que pretende instalar la idea de la “necesidad” de montar una mega inversión para construir un Hotel Casino en la Isla del Puerto. La acción estuvo a cargo de uno de los “escribas” del Scelzismo que publicó una larga lista de argumentos que pretenden mostrar el vínculo (incomprobable) entre estas inversiones y el crecimiento del turismo. En la nota se menciona que “La inversión privada sería vital para sostener en un futuro el espacio que abrió un nuevo frente turístico para ser explotado en Concepción del Uruguay”. E incluso desde el título de la nota que publicó Diario UNO se da a entender que se trata de una decisión tomada al afirmar que “Proyectan un hotel en una isla”, como si la decisión estuviera tomada.

Conocedores de los efectos sobre la población que tienen los ardides mediáticos (no es casual que el oficialismo haya decidido avanzar en el control de los medios de comunicación), la publicación destaca la vista de un fotomontaje que muestra cómo quedaría el proyecto ya terminado. La imagen, atractiva sin dudas, ya genera adhesiones de parte de ciudadanos distraídos que se quedan con la frutilla del postre, sin notar los negociados que rodean a este tipo de iniciativas y los efectos colaterales que deja el control privado del juego.

Lo no dicho

La ludopatía, las familias destrozadas por la adicción a las maquinitas tragamonedas y los efectos sobre los magros ingresos de los sectores de menos ingresos no aparecen en el horizonte de análisis. Tal como lo afirma el prestigioso estudioso de la comunicación, Manuel Castells, el efecto político más importante de los medios dominantes no se mide sólo por la agenda que instalan sino, sobre todo, por lo que ocultan.

Y en este caso ocultan que, detrás de la inversión que se promueve, se violan todas las normas ambientales asumidas por la empresa Pietroboni al presentar el proyecto. Se oculta que desde sus inicios la Isla del Puerto fue pensada como un millonario negocio inmobiliario (frustrado hasta ahora por los dictámenes ambientales) y por los elevados niveles de concientización sobre los efectos negativos del juego que alcanzó gran parte de la ciudadanía ante el proyecto del empresario Miguel Marizza.

Como se ve, los intereses giran en torno a los mismos nombres: Marizza y Pietroboni compartieron la inversión de la nueva Terminal y no sería ilógico pensar que ambos están detrás de un nuevo desarrollo inmobiliario para convertir la Isla del Puerto en la meca del juego.

Las sospechas que rodean a los empresarios ligados a la patria contratista y los millonarios contratos de obra pública, no descartan que un Casino corone el proceso para el blanqueo de capitales en aquellos casos en que cuesta explicar el origen del tremendo enriquecimiento que muestran estos actores en los últimos años. Dependerá de los niveles de comprensión sobre las implicancias del juego que la ciudadanía vuelva a poner freno a las ambiciones de la política y sus empresarios amigos o avance esta obra que podría alojar varios centenares de maquinitas tragamonedas en lo que pretendía ser un paraíso verde como la Isla del Puerto, declarado Área Natural Protegida, para convertirla en un gigante de cemento.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario