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-Pastor, ¿podemos recordar qué es la Reforma Luterana?
-En el siglo XV había varios abusos que se cometían desde el funcionamiento de la Iglesia. Surgió una crítica muy severa y una enérgica oposición por parte del pueblo. Esto fue en aumento hasta que algunos fieles que habían caído en su estado espiritual comenzaron a ser objetados fuertemente. Había un despotismo papal que terminó con el Papa Sixto IV, cuando convirtió a todos sus sobrinos en cardenales o en gobernantes. Entonces había disputas en el interior de la Iglesia donde surgen algunos que comenzaron a repensar la institución y cómo podían llegar a hacer una reforma a lo que estaba ocurriendo. Se levantan algunos oficiales de la Iglesia que denunciaron las irregularidades y sostenían que la Biblia y no el Papa era la autoridad máxima en la Tierra. Surge Martín Lutero, un joven alemán muy inquieto respecto a las cosas que estaban ocurriendo en Roma; aunque él no se consideraba un reformador, quería hacer algunos cambios pero no tenía en mente lo que sucedió después. Al llegar a esa ciudad tomó contacto con lo que estaba sucediendo y eso lo afectó muchísimo, entonces resuelve tratar por todos los medios de revertir la situación. Colocó las 95 tesis en el castillo de Gutenberg, donde divulgaba que la última autoridad en materia religiosa no era el Papa sino las Escrituras. Los sacramentos quedaban reducidos solamente a tres: Bautismo, Comunión y Penitencia. Y rechazaba la creencia de que el pan y el vino se convirtieran en cuerpo y sangre de Cristo, lo que se conoce como Transubstanciación. No había necesidad de que esto ocurriera porque en realidad lo que el Señor pretendía no es que comiéramos su carne o bebiéramos su sangre sino que comiendo pan y bebiendo vino recordáramos que Él entregó la vida por nosotros. La Palabra dice que cada vez que comiéramos el pan o bebiéramos de la copa hacemos memoria de él y también hacemos una anunciación que así como vino una vez en cuerpo a cargar con los pecados de la humanidad, así también va a regresar para establecer un nuevo orden. Así que este movimiento tocó el centro y el norte de Europa y como resultado Lutero fue acusado de herejía, por lo que la Iglesia lo expulsó. Lutero recibió el apoyo de los príncipes de Alemania y provocó que muchos abandonaran la Iglesia Católica Romana, a los que se llamó Protestantes.

-¿Qué evaluación hace de la Iglesia Evangélica en la Argentina? ¿Qué cosas están bien y qué habría que cambiar?
-Una de las cosas que creo trajo solución es la estructura de trabajo de las iglesias evangélicas, que apuntan a dar una respuesta a las necesidades del niño, el adolescente, el joven y el adulto. Es decir, toma integralmente a la familia y procura aportar los principios y valores cristianos. El matrimonio para toda la vida, el respeto a los padres, la disciplina de acuerdo a la Palabra de Dios. Además hay muchas escuelas primarias y secundarias evangélicas que han hecho un gran aporte dando principios cristianos a los niños despojados de un contexto religioso donde hay que hacer penitencias o cosas muy severas para alcanzar el agrado de Dios. La Iglesia Evangélica hace énfasis en encontrar una relación libre con Dios a través de la fe en Jesucristo. Una materia pendiente es trabajar más en unidad; una de las cosas que se nos objeta y con mucha razón, es que cada congregación trabaja aislada de las demás, lo que a veces provoca esa imagen de que somos muchos y diferentes cuando lo que nos distingue es la visión y no la misión. Nos daría otra imagen frente a la sociedad aunar criterios en cuanto a la forma de hacer la tarea.

-Yendo al trabajo del Centro Cristiano Vida Plena, ¿cómo está funcionando el grupo de adictos?
-Seguimos con el trabajo ambulatorio. No hemos podido establecer en Colón un centro de atención permanente con internación, que es sumamente necesario. Sucede que Colón es muy caro; cualquier predio que se requiera para eso se habla de muchísima inversión. Tenemos charlas con los chicos y grupos de contención. Se hace difícil, porque al tener el adicto la posibilidad de moverse las recaídas son demasiado accesibles.

-¿No hay posibilidades de derivarlos a otro lugar que tenga centro de internación?
-Todos los lugares gratuitos cercanos están saturados, hay que esperar meses para poder ingresarlo. Con dinero hay lugares, pero en estos centros la internación está entre 8 mil y 10 mil pesos por mes, e igualmente los índices de recuperación no superan el 3%. En 2015 estamos queriendo traer a Colón la capacitación de operadores terapéuticos para formar personas que nos ayuden con la atención ambulatoria.

-¿Qué opinión tenés sobre el nuevo Código Civil?
-Nos preocupa mucho la disolución del matrimonio como se lo está planteando. Hoy es más fácil divorciarse que casarse. Está todo preparado para que la disolución sea automática y con la voluntad de uno solo sin ningún tipo de causal. No creo que contribuya a lo que nosotros consideramos que es saludable. Creemos que lo saludable es que quienes contraen matrimonio lo hagan creyendo que es para toda la vida y los hijos tengan la seguridad de que esto es así. Esa imagen está en la Biblia y se rompe con el nuevo Código Civil. Es verdad que el código legisla la forma en que se produce la ruptura, pero en verdad si tengo más facilidades legales es un aliciente para contraer enlace y separarme varias veces. Creo que es un atentado a la familia; no va a favorecer en el largo tiempo. De cualquier forma espero que no se lleve nunca adelante, porque esto se implementaría a partir de 2016; creo que los que suben en 2015 van a abortar todo.
A Ia Iglesia Evangélica hay un artículo que la favorece, porque nos coloca en la categoría de entidades religiosas con reconocimiento oficial; hasta ahora en Argentina somos asociaciones civiles. El nuevo código reconocería por primera vez que no somos clubes sino iglesias. A pesar de que tiene cosas a favor no es el código que hubiésemos deseado, sobre todo en lo que tiene que ver con la familia. Hay un código más fuerte que es la Palabra de Dios, y le haría mucho bien a la humanidad seguir ese código.

-¿Piensa que la Argentina va rumbo a legalizar el aborto?
-Lamentablemente sí. Es más, lo que está en la mente de muchos es que se permita el matrimonio de a tres. De esto se está hablando para legalizarlo en las próximas reformas junto al aborto y al matrimonio con menores sin autorización de los padres; lo más terrible es que no se habla de la edad del menor. Esto con la facilidad del divorcio, luego se separan. Yo creo que en lugar de superarnos se van degradando los valores. Después hablamos de la violencia, pero el origen del problema es la familia. Seguimos mirando para otro lado.

-¿Qué piensa la Iglesia Evangélica del matrimonio gay?
-Consideramos que –por lo que nos enseña la Palabra- la homosexualidad es una conducta adquirida, o sea no se nace gay. El embrión es femenino o masculino, de manera tal que nacemos con un sexo determinado, si luego hay un cambio en la elección, en la identidad sexual, tiene que ver con algo adquirido. Cuando alguien viene a nuestra comunidad con esa problemática, primero le damos a entender que es un problema; ellos mismos lo reconocen. Todos los casos se deben a ausencia paterna -y ante esta ausencia adquirió en el hogar los hábitos femeninos-, o -el 90%- a abuso sexual a temprana edad (de los 3 años en adelante) entonces cuando llegan al desarrollo de su sexualidad no saben lo que son y lo que les gusta. Estas personas necesitan sanar su identidad y esto se puede hacer, de hecho nosotros tenemos un montón de ex gay casados, con hijos y felices porque han recuperado su identidad de nacimiento. El porcentaje de personas abusadas en nuestra sociedad es alarmante. Intrafamiliar por lo general.

-También se va en camino a la adopción de chicos por parte de parejas gay.
-Una imagen que los chicos van a tener bastante deteriorada. No les va a ser sencillo encarar la vida teniendo padres homosexuales.

-¿Cuál es la solución para la inseguridad? Pero hablemos de ahora que ya está instalada, porque a largo plazo sería todo esto que estuvimos hablando.
-Primero creo que necesitamos mejores leyes. En lugar de preocuparnos en tener otro código, tenemos que reglamentar más algunas cosas desde los municipios, desde la provincia. Me gustó mucho lo que dijo la otra vez el gobernador Urribarri en un reportaje que le hicieron en Buenos Aires a raíz de su precandidatura a presidente; responsabilizaba de la inseguridad a la policía de la cada provincia que es la encargada de mantener el orden. Creo que hay que hacer correcciones desde lo institucional. La fuerza policial tiene que ser dirigida y controlada para que no haya complicidad entre sus efectivos y los delincuentes. Es lamentable que tengamos que comenzar siempre con lo mismo: la violencia comienza en casa, sigue en la escuela y después llega a la calle. Hay que atacar a las causas trabajando con el niño desde que nace. Ignacio de Loyola decía: “Déjenme los niños hasta los 3 años y después hagan lo que quieran”. Lo que aprenden en la primera infancia es lo que serán después en la vida. Hay un proverbio que dice: “Instruyan al niño en su camino y aun de viejo no se apartará de él”. El otro día leí una frase que dice: “Nos han prohibido que se lea la Biblia a los chicos en las escuelas y ahora nos piden que se la llevemos a las cárceles”. Tenemos una educación laica; yo también estoy en desacuerdo que a los chicos se les imponga religión, debería ser una lectura hecha por el maestro sin ningún tipo de interpretación.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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