En contraposición están "los pueblos del trigo" que en nuestra tierra son los de la "pampa gringa" de la galleta y del pan, y también de los fideos y la pizza. Mientras que los de la mandioca son herederos del pirón y del chipá.
El pirón hecho de harina de mandioca, caldo, cebolla frita y sal, al que después se le agregó tomate o ají. Nuestros antiguos hombres de campo lo comían con el cocido de carne la denominada "tumba", en reemplazo del pan. ¿Quién lo conoce todavía? Aún han de quedar algunos que lo hagan, de pelo blanco o con viejas calvas, que lo habrán sabido comer como parte del clásico y ya no frecuente puchero. En cambio el chipá, un preciosísimo híbrido que los guaraníes comenzaron a preparar cuando los jesuitas llegaron con las vacas, se difunde cada día más.
Todo ello mientras los hábitos alimenticios siguen cambiando y ya se habla, y se la empieza a servir, de la denominada "comida molecular", algo de la que por mi parte nada es lo que sé.
