En ese trance, y con el ánimo de ayudar, tuve la suerte de traer a mi memoria una fórmula de juramento que un amigo mío había utilizado, según sus dichos, en una ocasión de este tipo y que rezaba: "Juro por Patoruzito, por mi abuela materna (Q.E.P.D.), el vino de mi pueblo y por mi conciencia y honor, por imperativo legal y porque no me queda más remedio, además de por mis principios, la república, la paz del mundo, cumplir siempre que pueda buena y fielmente las obligaciones del cargo. Con lealtad a la letra y el espíritu de la Constitución que entre Menem y Alfonsín supimos conseguir, a mi pueblo, a mi partido, a Arsenal (pero no por Humberto Grondona, ni por la AFA, ni por la Fifa); guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado siempre que me venga bien".
Se me podrá decir que la fórmula propuesta suena a cachada. Como si no sonaran igual alguna de las escuchadas. Y las que no tenían con que darles, comparándolas con las que se atrevieron a pronunciar los legisladores brasileños cuando tuvieron que jurar como jueces a la hora de destituir de la presidencia a Dilma Rousseff, y de donde por poco se salvaron de ser invocadas las cucarachas de algunas de sus casas.
Por otra parte, hacerlo de esa manera me parece inteligente, porque mejor no mezclar a Dios con esos menesteres, ya que "jurar por" es poner a "ese por", para empezar, como testigo. Con el agravante de que al jurar, después se agrega que "si así no lo hiciere (e testigo propuesto) me lo demande". De donde como lo he escuchado decir a mi tío y no solamente a él, lo mejor es no mezclar a Dios en cosas puercas.