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Alguna vez el sociólogo español Manuel Castells nos enseñó que “la influencia más determinante que los medios ejercen sobre la política no proviene de lo que se publica sino de lo que no se publica”. Y en esa connivencia entre grandes medios concentrados y los pactos de la política, sin duda que el poder de ocultamiento se hace más notorio en tiempos electorales.

El iceberg 2015

De este modo, el debate que la política instala en los medios de comunicación transita por temas relacionados con las candidaturas, quién ocupará cada puesto, cómo se estructurarán las alianzas electorales y una guerra de “carpetazos” sobre la trayectoria y el recorrido de los postulantes en cuestión.

Al igual que en un iceberg, en la superficie aparece apenas una porción menor de los asuntos de la realidad que debieran ser abordados desde la política. Así, se discuten las retenciones al campo, los planes sociales, las mediciones sobre la pobreza o los efectos sobre la seguridad del narcotráfico. Hasta ahí, asuntos de relevancia pública que se mezclan en la trama televisiva con la vestimenta de los candidatos, el uso de slogans en los spots de campaña o las descalificaciones por declaraciones poco felices de todo aquel que habla varias horas por día en aras de instalar su imagen ante el electorado.

Lo que no se dice, y la política (en todas sus expresiones de las democracias representativas) se encarga de mantener oculto, fuera del rango de lo visible, son aquellos temas que afectan los intereses mismos de la dinámica entre representantes y representados. Hablamos, por ejemplo, de la remuneración de los funcionarios (el titular de AFIP, Ricardo Etchegaray, cobraba en 2014 un sueldo bruto de 268.000 pesos), o de la enorme grieta que separa a un director del Iosper (la Obra Social de Entre Ríos) que percibe $71.000 de salario frente a los $6.400 que percibe un docente entrerriano. ¿No vale preguntarse acaso si es correcto que el directivo de una dependencia estatal, designado a dedo, sin formación necesaria para el cargo cobre el 1000 % (11 veces el salario docente) más que un docente?

La agenda oculta

Lejos de ser un tratado sobre democracia, estas líneas apenas pretenden abrir el camino del debate y la reflexión sobre decenas de aspectos de la realidad que quedan sepultados, tapados, fuera de la escena pública. Así como los sueldos de los funcionarios aparecen como un tema tabú para las campañas electorales, tampoco aparecen con fuerza ideas que enfoquen la atención en el financiamiento de las campañas electorales. ¿O acaso alguien sabe cuánto dinero aporta Miguel Marizza y sus diversas sociedades anónimas para sostener el aparato de propaganda del actual Gobernador Urribarri? ¿Algún candidato ha planteado en Concepción del Uruguay desprenderse de la firma Lemiro Pietroboni S.A. como contratista excluyente de la obra pública? ¿Se sabe cuánto y a quiénes aporta Victor Pietroboni a las campañas electorales? Es que si alguien se lo preguntara, quedaría afuera del reparto de “retornos” que abastecen la caja negra de la política de la que nadie quiere hablar…

Sin necesidad de entrar en las sombras más recónditas de las ciudades entrerrianas por donde se cuela el narcotráfico y la trata de personas con las que también se financia parte de la actividad proselitista, alcanza con señalar que tampoco nadie se mete con los privilegios de la justicia. ¿Alguien sabe cuánto cobra un Juez Federal?; ¿alguna vez se preguntó la política dónde va a parar la droga decomisada en los operativos que se custodia (y destruye en teoría) en el Juzgado Federal?; ¿Ha habido acaso algún cuestionamiento sobre la terna de candidatos que se postulan para ocupar los juzgados que tienen incumbencia directa en la protección de los negocios ilegales que financian la actividad política?; ¿Quién los propuso; por qué a esos y no a otros?; ¿nadie va a decir nada del nepotismo reinante en los tribunales entrerrianos, con esposas que juzgan causas que involucran a sus maridos, con hijos que protegen los negocios del padre desde un juzgado?

La impunidad del poder político no es casual, y la trama judicial tiene mucho que decir al respecto. Peeeero, de eso tampoco se habla…

La lista puede resultar interminable, porque cada resorte del poder que se toca, salta a la vista de todos una larga lista de connivencias, irregularidades, complicidades mutuas que nos llevan a distraer la mirada en asuntos vacuos, menores, en los que se discuten “grandes cambios” para que nada cambie. Tal vez, sea hora de mirar aquella parte del iceberg que no aparece en la superficie.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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