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El sábado miles de personas en casi 10 mil ciudades de 172 países del mundo entre las 20.30 y las 21.30 se unieron por una causa común: enviar un mensaje a los gobiernos en busca de una solución al cambio climático. La consigna era simple apagar la luz por una hora por el planeta.

Se trata de una iniciativa llamada La Hora del Planeta que surgió en 2007 de mano de la ONG ecologista World Wildlife Fund. Cada año crecen la cantidad de personas, ciudades y empresas que se van uniendo a esta acción mundial. Con el crecimiento de adeptos, aumenta la presión para que se genere un cambio respecto a forma en que tratamos a la Tierra.

Este año su importancia era aun mayor ya que en diciembre se volverán a reunir gobiernos de todo el mundo en París para intentar llegar a un nuevo acuerdo que permita reemplazar el Protocolo de Kioto y de esta forma se tomen medidas contra el cambio climático.

La iniciativa en sí es puro simbolismo, no se mide el ahorro energético por apagar la luz una hora ni tampoco se trata de una herramienta para que un día al año hagamos algo por el planeta. Sino que se busca generar presión para que se tomen medidas contra el cambio climático. El gran problema es que no es nada fácil lo que pedimos.

En las escuelas se está realizando un importante trabajo para instruir a los más chicos en el cuidado de la Tierra, en el reciclaje de materiales, en el uso racional de la energía y del agua. Ahora, la concientización está en las nuevas generaciones pero no todavía en quienes gobiernan actualmente ni en sus mismos ciudadanos. El cambio climático nos impacta a todos porque vemos sus destrozos pero también sabemos que las modificaciones en nuestras formas de vida que deberíamos realizar para reducir los índices de contaminación son muchas y bastante arduas.

Igualmente, son los gobiernos y las grandes empresas los que más pueden hacer por el futuro de la tierra. Nosotros con nuestras pequeñas acciones obviamente que contribuimos, pero los grandes contaminantes del mundo que son los productores de los elementos que necesitamos para vivir pueden hacer mucho más por el futuro.

En ese sentido, esta iniciativa les habla directamente a gobernantes y empresarios. Les dice a todos que no quieren seguir dañando el planeta y que en el futuro dejarán de consumir aquellos productos cuya cadena de producción no sea sustentable. Puede que para muchos sea una moda, algo pasajero o cool esto de la economía sustentable, pero la realidad es que el poder que tienen en sus manos los consumidores es tan importante que pueden cambiar realmente la forma en que se produce.

La Hora del Planeta es sólo una de las acciones que muestran que hay un interés por el cuidado de nuestro hábitat. Si quienes detentan el poder realmente escuchan su mensaje, hoy podrán obtener grandes beneficios.

Lo del sábado fue un símbolo, es cierto. Ahora, mañana puede ser una fuerte demanda social a la que nadie podrá ignorar. Esperemos que ello esté presente en la mente de los gobernantes que vayan a París. Lo andamos necesitando.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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