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En realidad, no funciona de esta forma. No es que hay corazones a disposición y hay que encontrarlos. En nuestro país, la donación de órganos es anónima y administrada por especialistas. Hay una lista de espera organizada en base a la urgencia y, ante la posibilidad de un órgano disponible (son los primeros en enterarse), evalúan si es adecuado. Los órganos disponibles para trasplante se distribuyen de acuerdo con un protocolo regido por criterios médicos, en los cuales se incluyen la compatibilidad, urgencia y tiempo de espera.

Por lo tanto, más allá de las buenas intenciones, nosotros no vamos a encontrarle un corazón a Justina, por más que empapelemos el planeta pidiéndolo. En este tipo de casos, las campañas en redes sociales no cambian la situación, a diferencia de cuando por ejemplo se busca una persona.

Ojo, tampoco es que no sirven para nada. Además de instalar la solidaridad, estando bien dirigidas se pueden orientar a la importancia de inscribirse como donador de órganos para que el día que ya no estemos vivos, sirvan para que otra persona pueda vivir.

En solo un minuto podes hacerlo de forma online, ingresando a www.sintra.incucai.gov.ar/donarweb.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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