Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
La noticia escueta dice de la conformación de un equipo para gestionar la dirección del Hospital San Miguel de San Salvador. El que asumiría el próximo 3 de noviembre y al que, atento a la circunstancia indicada, cabría instituir, en esa ciudad al menos, como el día de los que aspiran a seguir vivos. En un adecuado contraste con la conmemoración del día anterior.

Es decir que a partir de ese día, y en lo que parece ser la continuación de una novísima práctica, habrá también allí una directora, como parte de cabeza bicéfala, con un equipo que interviene pero que no es interventor. Si quienes me leen no comprenden lo que acabo de escribir, debo admitir que a mí me pasa lo mismo.

Al mismo tiempo la noticia indica que todo eso se supo en el transcurso de una reunión en la cual se trató la situación de ese "efector sanitario". Ante lo cual y encontrándome ante una palabra que sonaba bien y que daba la impresión de que era paqueta, para salir de la obscuridad empecé a buscar y me desayuné que, al hablarse de efectores de salud, no se hacía, ni más ni menos, que referencia a un establecimiento dedicado a la atención sanitaria. O sea, no otra cosa que. . . un hospital.

En tanto, ni por asomo se vaya a creer que hablar de un efector de salud intervenido y a la vez no intervenido, y de que ese efector de salud no es sino un hospital, no haya otra cosa que una trampa. Ya que los efectores intervenidos y a la vez no intervenidos no tienen en realidad dos cabezas, son que están descabezados. Y está bueno eso de hablar de los efectores. Así ya nadie podrá decir que los hospitales no funcionan. Porque esa es cuestión de los efectores.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario