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El docente y escritor Jorge Enrique Martí, acaba de dar a luz su libro "Gurisada". Esta semana recibió a El Entre Ríos para hablar de su flamante obra y transmitir su visión sobre la educación actual.

-¿Cómo surgió la idea de escribir "Gurisada"?
-Yo diría que era un viejo complejo que yo tenía con el tema fundamental de la lectura en la escuela, porque tenía mi propia experiencia en la escuela de Liebig y en la Paso, donde terminé el último grado. Había que pasar al frente y leer y la maestra daba sus indicaciones. De repente el libro de lectura desapareció. Sobre todo, como digo en el prólogo de "Gurisada", aquellos que venían con la doble capacitación de un docente que además era escritor, como el caso de Arturo Capdevila y Roberto Giusti. Ellos hacían una selección de lectura con un sentido determinado, que por lo general cubría todo el país.
Sobre esa base, yo he intentado hacer algo en poesía, que tiene una condición muy especial como ayudante de la memoria, cuando es sencilla y tiene el ritmo, el canto, la musicalidad que necesariamente tiene que tener la poesía cuando se respetan sus códigos.
En mi propia experiencia, los poemas aprendidos en la escuela se quedaron para siempre en mi memoria. Yo, que estoy por cumplir 90 años el mes que viene, me acuerdo de todos ellos. Además me pareció que debíamos comenzar a recuperar el federalismo desde la escuela y nutrirlos con temas que hagan a nuestro entorno, después de que tenga cubierta la parte inicial del aprendizaje a la lectura y la escritura. O sea que Entre Ríos está presente en lo que hice. Algunos poemas son de libros anteriores y me hizo feliz la posibilidad de que lo pudiese ilustrar con la participación de una nieta que hizo la tapa en colores y los dibujos internos. Hay un capítulo sobre nuestros árboles; también hay sobre nuestra fauna. Así que me siento feliz de que una maestra lo puede desarrollar con sus alumnos.
Doné 500 libros que fueron distribuidos por el consejo y me enviaron de una escuela los trabajos hechos por los chicos sobre un poema de San Martín, "El General". Es un invento sobre San Martín niño; yo lo imagino en Yapeyú con 6 años, que le gustaría jugar con otros niños, conversando en guaraní y tomando mate. Y como los otros chicos ya le ven que tiene atributos militares como el padre, le han hecho una especie de sable con una varita de sauce, y él se lo coloca, va al lago y se mira. En fin, una versión distinta del general. La directora de una escuela de la colonia, me decía que los gurisitos nuestros se sentían como conviviendo con San Martín a su edad, no como el guerrero que fue.

-O sea, es una invitación a los chicos a imaginar lo que la historia no cuenta, haciéndose su propia historia desde la visión infantil de cómo habrán sido nuestros próceres a la edad de ellos.
-Claro. Creo que uno de los secretos es que sean curiosos, que sean preguntones y no terminen nunca de preguntar. La misma directora me decía que les dejó como inquietud a los chicos que averiguen qué flor es la que da nombre a uno de los poemas que dice entre signos de admiración "¡Qué olor!"; los chicos se peleaban por llevarse el libro para averiguar. "¡Qué olor!" está referido al zorrino, así que decía que se iban a llevar una sorpresa cuando lo descubran.

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-Desde sus casi 90 años, ¿cómo ve la educación hoy en día?
-Es muy complejo el momento que estamos viviendo desde hace bastante tiempo. Estos días Clarín publicó: "Advierten que hay cinco años de retraso escolar frente a los mejores del mundo". Y más abajo, "Destrozan una escuela por semana en la provincia de Buenos Aires". La Nación publicó: "Alarma la falta de docentes de alta calidad en América Latina y en especial en la Argentina". Acá en la Escuela René Favaloro los chicos están pintando la escuela; es un esfuerzo de los chicos, pero también es una obligación del Estado; no tienen por qué ir ellos a pintar una escuela, ya que se supone que debe estar bien pintada. Todo esto no deja de presentarme inquietudes. En el sistema primario, secundario y universitario es cada vez mayor el número de alumnos que interrumpen sus estudios a la mitad. Esto es grave por lo que significa para ellos y como inversión del Estado; algo no anda bien.
Después aparece una pelea entre la escuela tradicional y la que está articulada con la nueva tecnología. Uno de los pilares que yo sostengo es el idioma; es uno de los troncos fuertes de la identidad de un pueblo. Los chicos están con los mensajitos y la lectura en las escuelas desaparece. Que un adulto profesional pueda obtener una información rápida a través de la computadora, me parece extraordinario; puede ser una actividad al servicio de la educación. Pero olvidarse de la manera en que nos hemos formado y hemos aprendido a leer es un error. En todo caso hagamos que las dos cosas se nutran para esta hermosa tarea que es hacer que los chicos lean. Cada vez son menos los adultos que van a la biblioteca.

-¿Cree que los últimos gobiernos que han pasado por la Argentina hicieron cosas por la educación?
-No. Ha habido pequeños intentos. Dice en La Nación de hoy que una de las prioridades está referida a la formación del maestro.

-¿Piensa que hay que evaluar de otra manera a los docentes?
-Yo creo que sí. En mis tiempos, 1939, cuando ingresé al colegio del Uruguay para iniciar el bachillerato, había dos escuelas normales. Posteriormente se llenó de escuelas normales. Ahora, los docentes ¿están realmente capacitados para formar? Si uno les formula diez preguntas fundamentales, no tienen la menor idea de cómo responder. Eso indica que algo está fallando, si oculto la falla no estoy contribuyendo a nada.
La otra cosa indispensable de tocar es la siguiente: hoy Entre Ríos tiene, después de una cantidad de días de huelga de los maestros, una huelga nacional. Estamos muy lejos de cumplir con la obligación del mínimo de días de clase, acordado internacionalmente ¿Sirve eso? ¿Tienen razón los docentes que están reclamando más salario?

-¿Y qué le parece a usted?
-Yo creo que sí tienen razón. Me preocupa lo otro; entre las huelgas y los fines de semana largos, yo que fui uno de los creadores del turismo, me quedo inhibido para decir que es un disparate; por ejemplo a San Martín lo hemos anticipado al día 15.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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