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Un bien en desuso. “Hay que ponerse en el lugar del otro”, decían nuestros padres con buen criterio cuando éramos chicos. Todavía el término “empatía” no estaba en el lenguaje popular, pero no era necesario. Aquello de ponerse en zapatos ajenos o tener otra mirada sobre un conflicto parecía ser más sencillo en tiempos en que las relaciones humanas eran cara a cara y no por whatsapp o redes sociales como es ahora.

Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de empatía? La Lic. en Psicología Ana Rodríguez Sainz-Bravo, a través del sitio Psico.Salud, hace un gran aporte.

“Lo que se nos viene rápidamente a la cabeza es la definición popular de empatía ‘Ser capaz de ponerse en el lugar del otro’; ‘Ponerme en sus zapatos’; ‘Ver a través de sus ojos’. Estas definiciones nos sirven para ejemplificar rápidamente lo que hacemos cuando llevamos a cabo un proceso empático con otra persona, sin embargo se quedan incompletas, no nos permiten abarcar el concepto en su totalidad, quizá porque nos hemos aprendido con tal automatismo esta definición que le hemos restado sentido al concepto”.

“Ya la propia Real Academia de la Lengua nos avisa de que no es un proceso simple, empatizar requiere, además de identificarnos, compartir sentimientos con la otra persona. Se trata de la capacidad de comprender los eventos internos del otro (pensamientos, emociones, sensaciones, etc.) y que nos induce a sentir el estado en el que se encuentra la otra persona y actuar en consecuencia”.

“La empatía está constituida por varios componentes. El componente cognitivo, relacionado con la capacidad para comprender los procesos mentales de la otra persona, es decir, ser capaz de adoptar su perspectiva. El componente afectivo, que incluye la identificación con el estado emocional del otro y la respuesta emocional que nos provoca el hecho de empatizar (tristeza, preocupación, ansiedad, rabia etc.)”.

“Es interesante incluir otro componente conductual. Es innegable que sentir empatía por otra persona nos lleva a experimentar sensaciones y sentimientos compartidos. Cuando hablamos sobre la relación entre la evolución y las emociones, vimos que la función de toda emoción es movilizarnos, ponernos en marcha para realizar una determinada acción. En este caso, sentir empatía por la otra persona es un mecanismo de identificación emocional que debería impulsarnos a prestar ayuda si está en nuestra mano. Esta sería la razón por la que, por ejemplo, colaboramos con ONGs, participamos en acciones de voluntariado, ayudamos a un invidente a cruzar la calle o cedemos el sitio en el transporte público. Todas ellas son acciones que hacen ver al otro que hemos empatizado con su situación: Te comprendo, entiendo tus sentimientos, te hago ver que los entiendo y hago lo que está en mi mano por ayudarte”.

“Pero no es fácil ser empático, el desarrollo de la empatía requiere de una serie de habilidades adicionales, supone manejar adecuadamente la observación, tener memoria y razonar adecuadamente para realizar correctamente la inferencia sobre el estado mental/afectivo del otro”.

Ahora bien: ¿Por qué somos empáticos? “La consecuencia aparentemente lógica es la que han demostrado otros estudios, y es que la empatía puede actuar también como inhibidor del comportamiento agresivo. De hecho algunos autores hipotetizan que las estructuras cerebrales asociadas con la conducta empática coinciden en gran medida, aunque no en su totalidad, con las relacionadas con la agresión y la violencia”, continúa la Lic. Ana Rodríguez Sainz-Bravo.

“Todo esto tiene una interesante aplicación práctica, podemos considerar que desarrollando la empatía podremos aumentar la conducta de ayuda y disminuirán los comportamientos agresivos. Por tanto, vemos como el desarrollo de la empatía, más que un don, se trata de una habilidad, un recurso útil que nos permite relacionarnos con nuestro entorno de forma eficaz, y que contribuye directamente al desarrollo emocional y social positivo. Aspecto fundamental de cara a incluirlo como parte del entrenamiento en habilidades de educación emocional tanto con niños, en la escuela, en casa y mediante talleres, como con adultos”.

Consejos para ser más empático

- Abandona tu punto de vista. Ponernos en el lugar del otro no implica comprenderlo desde nuestra perspectiva. Ser empático requiere identificarse con los sentimientos del otro desde SU propio marco de referencia. Esto implicará que en ocasiones no estemos del todo de acuerdo con lo que la persona nos expresa, pero no tiene por qué ser una barrera para empatizar. No resulta fácil ser completamente objetivo y abandonar el propio marco de referencia. Para intentarlo prueba a adoptar una actitud libre de juicios de valor, intenta no clasificar lo que está experimentando la otra persona como algo bueno o malo y podrás acercarte de forma más objetiva a su malestar.

- Abandona los consejos. Decir lo que “debería” o “tendría” que hacer la otra persona no te está permitiendo comprender puramente lo que siente o piensa. Y lo que es más importante, la otra persona no se sentirá comprendida en ningún momento pues sentirá que le estamos imponiendo una tarea que no llega a cumplir.

- Abandona el “no te preocupes”. No deja de ser una forma más de consejo, pero lo decimos con tanta frecuencia que merece un apartado especial. Sugerirle a la otra persona que abandone su sufrimiento aunque sea de manera temporal, sólo refleja que no hemos sido capaces de comprender en su totalidad lo que está experimentando. En su lugar, demostrar que le comprendemos mediante una escucha activa o simplemente un “te comprendo” de forma sincera pueden ayudarnos mucho más.

- Escucha. Pero escucha de verdad. Olvídate del móvil, de cortar la conversación, de desviar el tema o de interrumpir para contar tus experiencias (“eso no es nada, a mí lo que me pasa es…”). Seguro que te has topado alguna vez con un grupo de personas en las que uno cuenta un problema o malestar, y otra responde contando otro mayor, iniciando una escalada infinita que parece una competición por ver quién lo está pasando peor… esto es todo lo contrario a ser empático.

- Concéntrate en el lenguaje verbal y en el no verbal de la otra persona. Muchas veces en la conversación aparecen incoherencias entre uno y otro y es muy interesante mantenernos alerta pues la información que nos proporciona nos permitirá entenderle mejor, ver si necesita ayuda, consejo o que le escuchemos.

- Tolera el silencio. Cuando queremos ayudar a alguien a veces nos ponemos nerviosos, con toda nuestra buena intención intentamos darle una respuesta rápida a su malestar. Es entonces cuando aconsejamos mal, interrumpimos, o usamos muletillas como la ya mencionada “no te preocupes”. Esto puede suceder entre otras cosas, porque no somos capaces de manejar y tolerar los silencios estando en compañía. No pasa nada por estar al lado de alguien sin decir nada, a veces la otra persona lo agradece y se abre más a contarnos algo si nos ve receptivos. Piérdele el miedo.

Una forma de empezar

Para muestra basta un botón, dice la frase. Y como de alguna forma hay que empezar a desarrollar este gran don que es la empatía, dar vida a través de aquello que uno tiene es una buena medida.

Esta semana Mariela Delaloye compartió conmigo los resultados de la última Campaña de Donación de Sangre del Hospital Garrahan en nuestra ciudad, llevada a cabo el 11 de febrero.

En primer lugar me comentaba que “la gente se prende mucho cuando es para el Garrahan, pero le cuesta mucho sumarse a las campañas para nuestro hospital. Fijate que solo se necesitan 30 dadores y nos cuesta mucho reunirlos. Deberían sobrar donantes para ambos hospitales. Hay que recordar a la población que cada tres meses podemos donar sangre si estamos saludables, yo he donado hasta cinco veces en un año”.

Y nos dejó una reflexión: “Si la gente pudiera entender la desesperación que se siente al necesitar algo que no se puede comprar... Si supieran cuánto duele ver a tu hijo irse de a poco... Si pudieran ponerse por un segundo en la piel de esas madres...”.

Datos 3° Campaña Donación de Sangre por los gurises del Garrahan “David Verón”

#Donantes ciudad de Colón: 57
#Donantes San José: 8
#Donantes Villa Elisa: 8
#Donantes Ubajay: 2
#Donantes de Liebig: 1
#Donantes de La Clarita: 1
#Donantes Depto Uruguay:
- 1° de Mayo: 1
- Sta Anita: 1
- C. del Uruguay: 1
#Donantes turistas:
- Zárate (Bs. As.) 2
-Paysandú (R.O.U.) 1
-Ciudad de Buenos Aires: 2
Total: 85 donantes

16 de los inscriptos en la lista original no se presentaron a la extracción.

23 se presentaron y no pudieron donar por distintos motivos: hematocritos bajos, alteración de la presión arterial, o no pasaron algún otro requisito para donar saludablemente.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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