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En ese departamento se creó un sistema pensado para llevar adelante negociaciones. Apenas unos días después de su lanzamiento, el programa comenzó a hablar en un lenguaje ininteligible para sus desarrolladores.

Primero los especialistas creyeron que se trataba de un error, después llegaron a la conclusión que la misma máquina había desarrollado su propio idioma y decidieron apagarla.

La inteligencia artificial consistía en dos agentes virtuales, llamados Bob y Alice, que comenzaron a conversar en un lenguaje propio que, al parecer, consideraban más efectivo para cumplir sus objetivos.

Bob: "yo puedo yo, yo todo lo demás".

Alice: "bolas tienen cero a mí a mí a mí a mí a mí a mí a".

Esto parece no tener sentido, pero en realidad, al haber sido programada para tener conversaciones efectivas y prácticas, tomó por sí sola la decisión de generar un lenguaje para realizar su tarea de la mejor manera posible, al menos a su entender.

La máquina comenzó a tomar decisiones por sí sola, desarrolló su propio idioma y quedó fuera de control. Esto dejó en evidencia que la inteligencia artificial, con el nivel de tecnología alcanzado en la actualidad, ya es capaz de superar al maestro.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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