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Su nacimiento se dio en el marco de una colonia que estaba surgiendo, con sus familias numerosas, ya hijos de los que bajaron del barco y encontraron en este lugar la posibilidad de desarrollarse y vivir en paz.

Llegaban a "lo Francou" diariamente los carros y jardineras con sus gallinas y cajones de huevos para cambiarlos por alimentos -tales como azúcar y harina, por ejemplo- que se llevaban en las bolsitas de tela recién planchadas y, de paso, se tomaban su cañita o grapa con miel, mientras jugaban unos trucos, chinchones y tutes.

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Por distintas razones el campo se fue despoblando y las familias reduciéndose en cantidad, pero el almacén, ya adulto, igualmente seguía resistiendo al tiempo tan violento en cuanto a los cambios de estilos de vida. Así fue como al fundador, Antonio Francou, lo sucedió su esposa, Juana; luego vinieron los hijos y ahora los encargados de continuar con el almacén son sus nietos, que ya son abuelos.

Y como "el almacén sigue firme en una esquina en el medio del campo", como dijo Luis Landriscina, en 2010 renació para mostrarse también a los turistas, ya centenario, con toda su documentación intacta, su mobiliario original y el mismo lema: "siempre estuvo abierto y siempre en la familia", siguiendo con empeño adelante, recibiendo visitantes de los lugares más remotos, impensable tiempo atrás los intercambios con los viajeros que hacen revalorizar aún más el rico patrimonio con el que cuentan.

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El Almacén Francou, un autentico reducto que atesora más de cien años de historia, invita al visitante a que sienta la magia del lugar transportándolo, a través de una visita guiada, por un recorrido cargado de emociones, al tiempo del canje y la libreta de almacenero. El chorizo casero, las bondiolas y los quesos de campo, los exclusivos huevos de codorniz en escabeche, un buen mate cocido o café con leche con masas caseras, una sabrosa picada con salames regionales y otra vegetariana, les serán ofrecidas para despertar sus sentidos e invitarlos a pasar.

Cómo llegar


Al almacén se puede arribar por dos lugares distintos: desde el complejo termal por la Ruta Provincial Nº 23 circulando 10 kilómetros y luego 1500 metros de un camino vecinal o bien estando en Hoker se deben recorrer 8 kilómetros por un camino enripiado y segur la cartelería.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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