El Tiro o El Infiernillo -como se lo llamaba popular y a veces despectivamente- fue un barrio de Villa Elisa, compuesto por familias de escasos recursos económicos y de vida tan austera como honesta, signado por el sacrificio y en algunas ocasiones por la exclusión en diferentes ámbitos de la sociedad.
Con la presencia de varios exhabitantes y descendientes, el acto contempló un repaso de los acontecimientos por parte de Carlos Putallaz, exintendente, historiador y uno de los propulsores de este reconocimiento, que fueron desde el comienzo de la práctica deportiva en 1901, la radicación de la gente en el predio una vez abandonado y el traslado de las familias tras su eliminación.
Una vez cumplida la parte protocolar, una teatralización rememoró escenas de la vida cotidiana de las familias de El Tiro, transmitiendo su espíritu de vida, comunidad y trabajo, para luego dar paso a la música en vivo a cargo de artistas populares.
Como parte del rescate histórico, fueron varias las personas que brindaron su testimonio durante la velada: Rosa Velzi relató el orden de las casas, Rosa Pintos contó cómo fue allí la crianza de sus ocho hijos, Inés Cardozo rememoró su casamiento de dos días, Mirta Pettit hizo lo propio haciendo alusión a su niñez y Margarita Trigo de Crepy compartió su experiencia como maestra.
