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No hay fotografías que muestren la vida en El Tiro
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El Tiro o El Infiernillo -como se lo llamaba popular y a veces despectivamente- fue un barrio de Villa Elisa, compuesto por familias de escasos recursos económicos y de vida tan austera como honesta, signado por el sacrificio y en algunas ocasiones por la exclusión en diferentes ámbitos de la sociedad.

Todo comenzó justo hace 115 años, cuando el 20 de octubre de 1901 -a las 16, según consta en actas- se conformó el Tiro Federal Argentino en un predio que Héctor de Elía, el fundador de la localidad, había destinado para cancha de carreras: contemplaba varias hectáreas desde la intersección de Avenida Urquiza (por ese entonces llamada Julio Argentino Roca) y Boulevard Churruarín, donde actualmente se emplaza el natatorio del polideportivo municipal.

Años después, de Elía puso el terreno a nombre de José Moix, un vecino reconocido en la época por su participación institucional y política, para que no le sea quitado a la institución, ante su inminente quebranto económico. Es así que el deporte de tiro fue practicado allí hasta 1935, cuando el interés de los vecinos en él decayó, tanto como el de su propia comisión directiva.

Con el transcurrir de los años, ya a mediados de la década de 1940, ese predio abandonado por la práctica deportiva comenzó a ser -informalmente- ocupado por familias que lo elegían para radicarse allí, construyendo sus casas con los materiales que estaban al alcance de sus posibilidades.

Sin pensarlo, los Cardozo, los Korenchuk, los Torres, los Rodríguez, los Vergara, los Rojas y tantos otros que sería imposible mencionar por la cantidad, fueron dando identidad propia al lugar y marcando una época dentro de la historia de Villa Elisa, por entonces una pequeña aldea que prosperó también gracias a quienes fueron parte de la comunidad desde Barrio El Tiro.

No tenían energía eléctrica ni agua corriente, pero sí se levantaban con el espíritu necesario para enfrentar la vida y conseguir una changa que los ayudara a salir del paso y obtener el sustento diario. Tampoco contaban con calles ni veredas, pero habían delineado -sin darse cuenta- el camino necesario entre las casas para estar conectados entre ellos, como gran familia que eran. Ni pensar en radio o televisión, pero tenían una montaña -desde donde antes apuntaban al polígono del Tiro- que resultaba majestuosa para los más chicos que disfrutaban de una infancia sana e inocente, como así también un lugar donde encender las fogatas de San Juan y San Pedro, y un sector donde propiciar los bailes populares en fechas especiales.

También contaban con un lugar común, que cumplía las funciones de capilla, centro comunitario, aula de talleres de labores y hasta de sala velatoria, a medida que la cantidad de los habitantes del barrio aumentaba y sus instalaciones se expandían.

Debe reconocérsele al presidente de la última Junta de Gobierno local, Juan Carlos Deymonnaz (1967-1973), su iniciativa pionera de mejorar la calidad de vida a los residentes en El Tiro. "64 familias y 301 personas", fueron los datos recabados en un censo llevado a cabo durante esa gestión de gobierno, cuyo escrito original aún atesoran en la Escuela Nº 123 Nuestra Señora de Fátima, ubicada frente al barrio.

A Deymonnaz le sucedió en su objetivo con un proyecto de traslado el primer presidente municipal, Heraldo Peragallo (1973-1981), quien inició los trámites legales para transferir el terreno del asentamiento, hasta entonces a nombre de Moix -ya fallecido-, a la recientemente creada municipalidad.

Finalmente en 1981, durante el gobierno del intendente Adolfo Castro Almeyra (1981-1983), fue cuando se concretó la mudanza de las familias a viviendas sociales construidas sobre los bulevares Churruarín y Guex y los barrios 9 de Julio y Malvinas. La visionaria maestra de El Tiro en la Escuela Nº 40 Emilio Francou, la hoy ciudadana ilustre Margarita Trigo de Crepy, había planteado ante las autoridades municipales que la reubicación de las familias sea en diferentes sectores de la localidad, para lograr -ahora sí- una verdadera integración con el resto de la comunidad.

Nota de la corresponsalía: el presente artículo fue elaborado a partir de los datos compartidos durante el encuentro llevado a cabo el jueves pasado, en el marco del ciclo de extensión cultural y educativa organizado desde la presidencia del Concejo Deliberante, encabezado por el expresidente municipal e historiador Carlos Putallaz y quienes vivieron en El Tiro.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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