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En el Río de la Plata se dio la fiebre de los ferrocarriles entre 1880 y 1910, forjada por empresas británicas que tomaban fondos de pequeños y medianos ahorristas para invertirlos en caminos de hierro en América del Sur y en las grandes colonias, como la India o las africanas.

Uruguay como Nación no escapó a ese fenómeno, que es fundacional de muchas comunidades, como lo fue en Argentina.

Paysandú, un departamento tan cercano a nuestros afectos, cuenta en su interior con una localidad llamada Villa Elisa, la cual la he descubierto en mi infancia (a los 6 años) cuando tenía gran curiosidad por la cartografía regional, viejos mapas de Vialidad o los que daba la Cooperativa Eléctrica de San Cipriano como calendario, me dejaban ver un poco de "la otra orilla", donde se erigía un minúsculo puntito que decía "Va. Elisa (Piñera)".

La semblanza de las otras Villa Elisa me llevó a hacer un «Flashback» a ese momento e investigar un poco de la misma, la cual tiene una enorme historia que hasta de menhires conoce.

Villa Elisa, cuyo origen de ese nombre no se ha logrado desentrañar del todo en la telaraña de archivos, nace a fines del siglo XIX como lugar físico en el cual se relacionaban familias gauchas y las europeas recién llegadas, pero no fue sino hasta 1896 que se levanta un apeadero del ferrocarril por iniciativa de un vecino destacado del lugar, el asturiano José Piñera, y fue así que la The Midland Uruguay Railway Co. Ltd. le denomina "Parada Piñera", quedando Villa Elisa como una segunda denominación, comenzando esa pulseada invisible entre los nombres originales y los que los ingleses les ponían a sus paradas del tren.

En Entre Ríos ejemplos sobran: Villa María Luisa, Villa San Miguel o Villa Udine perdieron la compulsa contra los nombres de las estaciones de tren y hoy las conocemos como Pronunciamiento, Herrera y Caseros. Solo Berduc le ganó la disputa toponímica a la Estación de Tren Martiniano Leguizamón.

Volviendo a saltar "a la otra orilla" podemos contar que Villa Elisa - Piñera es una pequeña localidad de 112 habitantes con sus destinos unidos al cercano Pueblo Beisso, que con 400 habitantes forman una unidad administrativa común dependiente del Municipio de Guichón, el cual es gobernado por una médica originaria de Villa Elisa –Piñera, la doctora María de Lourdes Suarez Fajar, miembro ella del opositor Partido Nacional (Blanco).

En Villa Elisa - Piñera se encuentran vestigios de antiguas civilizaciones, como son un monumento de 40 piedras (menhires) que, dispuestas de maneras uniforme, se supone poseen un significado ritual, fúnebre o hasta astronómico que se está recientemente investigando, ya que sería único en el país. Más aquí en el tiempo, la localidad fue testigo de la Batalla del Palmar el 15 de junio de 1838, por la cual se enfrentaron por cuestiones internas los blancos con los colorados, quienes se afianzaron en el poder montevideano.

José Piñera y su importancia


Asturiano, nacido en 1868, fue un emprendedor nato que contaba solo con 13 años al llegar al Uruguay, invierte en distintos comercios afianzándose en Villa Elisa, uniendo sus destinos familiares al paraje con el que colaboró erigiendo él mismo el apeadero del ferrocarril sobre una línea que ya desde 1880 pasaba por la región. Don José también levantó la escuela en 1902, pagando varios años el maestro y proveyéndole alimentación y alojamiento. Piñera, en su afán de hacer progresar Villa Elisa, hasta ofreció terrenos gratis para los que se querían afincar allá por el 1900, lo cual hizo expandir la localidad y selló para siempre su apellido con la historia lugareña.

El presente de Villa Elisa - Piñera


Hoy la localidad es un poblado de servicios agropecuarios, con la mayoría de sus habitantes que dependen económicamente de la ganadería y la citricultura. Los destinos de Villa Elisa se dirigen desde Guichón, donde la alcaldesa Suarez debe luchar con presupuestos escasos, depender de la Intendencia de Paysandú (de otro color político), además de mitigar los cambios estructurales que sufre toda esa región, como la crisis del sistema ferroviario o la pérdida de instituciones importantes, como las sucursales del Brou (Banco República).

La región hoy afronta desafíos que no se sabe muy bien cómo la afectarán, como son la megaminería y la exploración de petróleo por fractura hidráulica, que en junio de este año produjo varios temblores en la región.

De la localidad como aspecto positivo se puede decir que cuenta con mucho potencial turístico, dado su naturaleza, sus ancestrales menhires, el viejo cementerio o la pequeña capilla del lugar.

Como fase final de esta serie de artículos por el mes de la ciudad jardín, debemos poner bajo la lupa el término "villa" cuando lo leemos, porque no siempre se refiere a un asentamiento urbano sino que se le denominó en América "villas" a las grandes casas e instalaciones que centralizaban el trabajo de una estancia, como se dio el caso cercano de Villa "La Lola", que era el nombre que poseían en la hoy Colonia El Pantanoso, los campos de Dolores Urquiza de Saenz Valiente.

Villa también se le denominó ostentosamente a los chalet destacados del campo y las ciudades. En la entrerriana Villa Elisa se erige "Villa Nélida" (por la ciudadana ilustre Nélida Lombardini de Jáuregui), que con letras metálicas enuncia que fue la casa paterna de los Jáuregui, familia ésta de honda gravitación en la primera mitad del siglo XX.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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